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A LAS 2.00 DEL DOMINGO SERÁN LAS 3.00

Llega el horario de verano: ¿Y si se quedase para siempre como ocurrirá en EEUU?

La madrugada del domingo dormiremos una hora menos a cambio de ese tiempo extra de luz. ¿Por qué no quedarnos para siempre con el mismo horario?

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Los amantes de los planes de tarde agradecerán la llegada, este fin de semana, del horario de verano. A las 2:00 del domingo pasarán a ser las 3.00, lo que supone dormir una hora menos (o salir una hora menos, según para quien). A cambio, a partir de este 27 de marzo y hasta la llegada del otoño dispondremos de más tiempo de luz.

Hace sólo unos días conocíamos la decisión de EEUU de acabar con el cambio de hora y mantener el horario de verano de forma permanente. La decisión deberá ser aprobada en el Congreso, pero el Senado ya ha dado el visto bueno a esa medida y todo hace pensar que en marzo del año que viene, 2023, será la útima vez que efectúen un cambio.

Adaptar la hora a las estaciones del año resultó una estrategia útil para ahorrar energía después de la Primera Guerra Mundial, en beneficio de las ya suficientemente castigadas economías de los países. Sin embargo, los últimos estudios han demostrado que actualmente el ahorro económico que supone ese cambio apenas es relevante.

¿Mantendrá Europa el horario de verano para siempre?

El debate lleva más de cuatro años sobre la mesa en la Unión Europea, pero no está claro que la decisión vaya a llegar pronto. Ni siquiera hay un acuerdo respecto el horario más conveniente para evitar el vaivén cada seis meses.

De llegarse a un acuerdo sobre la permanencia de un único horario, la intención sería que cada país decidiera con cuál se queda, si con el de invierno o el de verano, en función de sus intereses particulares.

Sin querer desalentar a los amantes de las tardes más largas, lo cierto es que el Boletín Oficial del Estado contempla en España la variación dos veces al año al menos hasta 2026.

¿Nos conviene mantener el cambio de hora dos veces al año?

El convencimiento de que este cambio horario permita ahorrar energía a los miembro de la Unión Europea es escaso. Mucho más con los evidentes efectos del cambio climático, que repercuten directamente sobre el número de horas que debemos mantener la luz encendida o la calefacción puesta.

A esto se le suma la demostrada incidencia de ese retraso o adelanto de la hora sobre la salud de las personas. Los mayores y los niños son los colectivos que sufren el cambio con más intensidad, pero no son los únicos.

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