ALIMENTOS SALUDABLES

Kiwi, el mejor aliado contra e estreñimiento crónico

Un nuevo estudio de King's College London revela que el kiwi, junto al pan de centeno y el agua rica en minerales, puede aliviar esta condición.

Kiwi

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Hace más de un siglo, unas semillas viajaron desde los valles de China hasta las fértiles colinas de Nueva Zelanda. De ellas nació una planta trepadora de hojas redondeadas y frutos con una vellosidad característica que los agricultores locales rebautizaron con el nombre del ave nacional del país: el kiwi.

Su sabor ácido y dulce conquistó el mundo y su carne verde se volvió sinónimo de salud. Hoy, esa misma fruta protagoniza un nuevo capítulo científico: podría ser una de las formas más naturales y efectivas de combatir el estreñimiento crónico.

Durante décadas, la receta era simple: "coma más fibra y beba más agua". Sin embargo, las primeras guías dietéticas basadas en evidencia publicadas por científicos del King's College de Londres, en el Journal of Human Nutrition and Dietetics cuestionan esa idea.

Tras revisar más de 75 ensayos clínicos, los autores del estudio, liderados por Eirini Dimidi concluyen que no toda la fibra es igual, y que algunos alimentos concretos, como el kiwi, ofrecen resultados mucho más consistentes que las recomendaciones genéricas.

"Por primera vez hemos podido identificar qué alimentos realmente ayudan, y cuáles no tienen evidencia sólida", afirma Dimidi.

Los datos son claros: consumir dos kiwis al día mejora de forma significativa la frecuencia, la consistencia y la facilidad de las deposiciones en adultos con estreñimiento crónico, sin efectos secundarios relevantes.

Y lo más interesante es cómo lo logra. Si el intestino fuera un parque acuático, el kiwi no sería el empujón inicial que nos da velocidad, sino el agua que hace que el tobogán funcione sin fricción. Su efecto se debe a una sinfonía natural de fibras, enzimas y compuestos bioactivos que trabajan en tres niveles.

La pulpa del kiwi, primero, contiene una mezcla equilibrada de fibra soluble e insoluble. La fibra soluble absorbe agua y forma un gel suave, que hidrata y ablanda las heces, facilitando su paso por el colon.

La fibra insoluble, por su parte, añade volumen y estimula el movimiento intestinal. Es una acción doble: lubricar y empujar, pero de forma natural.

Y, finalmente, tenemos enzimas que activan el movimiento. La actinidina, una enzima exclusiva del kiwi, estimula las contracciones musculares del intestino (el llamado movimiento peristáltico). Es como si cada tramo del tubo digestivo recibiera una señal suave para continuar el trayecto. Y, a diferencia de los laxantes químicos, no fuerza el proceso: lo reeduca.

A estos beneficios hay que sumarle los azúcares naturales y los polifenoles del kiwi que sirven de alimento a las bacterias beneficiosas del intestino. Estas, a su vez, producen ácidos grasos de cadena corta (como el butirato), que nutren las células intestinales y fortalecen el ecosistema digestivo.

Es un círculo virtuoso: cuanto más sana la microbiota, más eficiente el tránsito intestinal. El resultado no es una urgencia repentina, sino una regularidad suave, rítmica y saludable.

Por eso el equipo de Dimidi describe al kiwi como una "terapia de bajo riesgo y alta adherencia": funciona y, además, es agradable de incorporar a la dieta.

El estudio también identifica otros alimentos con evidencia sólida para mejorar el tránsito intestinal. Pan de centeno integral, por su fibra fermentable (arabinoxilanos), que estimula la motilidad intestinal y agua rica en magnesio y sulfatos, que actúa como laxante suave y natural.

Lo bueno es que el kiwi no solo mejora la digestión y sus otros beneficios contribuyen a una mejor calidad de vida. Fortalece el sistema inmunitario gracias a su alto contenido de vitamina C, casi el doble que una naranja. Protege el corazón, al aportar potasio, antioxidantes y fibra que ayudan a regular la presión arterial y reducir el colesterol LDL.

También favorece el sueño, según un estudio de la Universidad Médica de Taipéi: consumir dos kiwis una hora antes de dormir mejoró la calidad del sueño en adultos con insomnio leve.

El estreñimiento crónico afecta a millones de personas en el mundo, de hecho, en España, un 20% de la población sufre algún tipo de dificultad en este sentido. Algo que puede deteriorar seriamente su calidad de vida.

Por eso, la nueva guía británica supone un cambio de enfoque: no se trata de añadir fibra sin más, sino de entender qué alimentos funcionan, por qué y para quién.

"Nuestra meta es que las personas puedan manejar sus síntomas con conocimiento, no con ensayo y error", concluye Dimidi.

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