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ES DELGADO Y FLEXIBLE

Este material podría cargarse de electricidad con el movimiento del cuerpo

Un grupo de investigadores suizos han desarrollado un revolucionario material elástico que produce electricidad a través del movimiento y que en un futuro podría integrarse en el cuerpo humano para alimentar aparatos como los marcapasos.

El material es fino, elástico y orgánico y genera energía cuando se comprime y estira

El material es fino, elástico y orgánico y genera energía cuando se comprime y estira Empa

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Lo hemos visto en muchas películas de magia o ciencia ficción: una persona estira los brazos y de sus manos brotan potentes rayos de energía, como si su cuerpo fuera una batería. Si bien hasta ahora esta escena sólo era imaginable como parte de un guión cinematográfico, un grupo de investigadores del Empa (el Instituto Federal Suizo de Materiales, Ciencia y Tecnología) han fabricado un material delgado y flexible que genera electricidad cuando se estira y comprime y que podría usarse para canalizar energía desde nuestro organismo.

La investigadora principal del proyecto, Dorina Opris, ha señalado en un comunicado del centro suizo que este nuevo material “podría usarse incluso para obtener energía del cuerpo humano. Se implantaría cerca del corazón para generar electricidad a partir del latido, por ejemplo".

El invento, que aprovecha la energía mecánica del movimiento, funciona gracias al efecto piezoeléctrico: convierte las vibraciones fruto de la contracción del material en impulsos eléctricos que crean ondas de sonido. Este proceso es similar al que realizan los aparatos de música analógicos, que reproducen una melodía leyendo los surcos del disco con una aguja que vibra mecánicamente.

Antes se creía que este efecto sólo se podía observar en cristales, pero con este último hallazgo el grupo de científicos suizos ha demostrado que estas propiedades también pueden existir en materiales elásticos.

Ahora bien, el futuro de este material tiene luces y sombras: aunque su desarrollo es muy prometedor, no es nada fácil producirlo. De hecho, tanto las nanopartículas polares -partículas microscópicas con gran potencial para las aplicaciones biomédicas, ópticas y electrónicas- como la silicona que emplean en su fabricación deben crearse antes de que sean conectadas, y es un proceso muy laborioso.

El resultado de su unión es una delgada película elástica en la que se tiene que introducir un campo eléctrico fuerte para crear el efecto piezoeléctrico. Y esto sólo se logra al exponer el material a temperaturas extremadamente cálidas y luego frías.

Desde el Empa han informado de que este proceso merece la pena, ya que el producto final tiene un número increíble de aplicaciones únicas y podría usarse en sensores de presión, marcapasos y otros dispositivos médicos. También se podría incorporar en prendas de vestir, botones de control o incluso en monitores portátiles que generan electricidad a partir del movimiento del usuario.

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