ESTUDIO CIENTÍFICO
El horario de las comidas puede ser importante para la salud y la longevidad
La costumbre de desayunar más tarde se asoció sistemáticamente con afecciones físicas y mentales como depresión, fatiga y problemas de salud bucal, señala un estudio.

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La evolución, si bien sabia gracias a años de aprendizaje, a veces nos juega en contra. Ejemplo: con lo años la biología asume que hemos aprendido a detectar alimentos tóxicos mediante el sistema prueba/error y que, llegados a cierta edad, ese conocimiento se ha impregnado en nosotros y nos ha permitido sobrevivir. Esta sabiduría, imprescindible en la época "preneveras", no es tan útil en la actualidad. Pero la clave para su funcionamiento es el uso de recursos: la evolución ama ahorrarlos. Y por ello nos quita papilas gustativas. Con los años las comidas dejan de tener sabor. Pero no es el único problema.
A medida que envejecemos, el apetito y las necesidades energéticas generalmente disminuyen debido a un metabolismo más lento y a una menor actividad física. Los cambios científicos que contribuyen a la alteración de la alimentación incluyen la disminución de las señales intestinales que regulan el apetito, el deterioro de la función motora gastrointestinal, la reducción de la producción de ácido estomacal, lo que afecta la absorción de nutrientes (especialmente la vitamina B12), y un vaciamiento gástrico más lento.
Todos estos, llamémosles D&D (detalles digestivos), provocan que lo que comemos y la cantidad que consumimos, tienda a cambiar con los años. Pero a estas dos variables se une una tercera: el horario de las comidas, un completo desconocido en la salud.
Ahora, un equipo de científicos del Hospital Mass General Brigham, estudiaron los cambios en el horario de las comidas en adultos mayores y descubrieron que las personas experimentan cambios graduales en el horario de sus comidas a medida que envejecen. Los resultados se han publicado en Communications Medicine.
"Nuestra investigación sugiere que los cambios en el horario de las comidas en los adultos mayores, especialmente el horario del desayuno, podrían servir como un indicador fácil de monitorear de su estado general de salud – afirma Hassan Dashti, líder del estudio -. Pacientes y médicos podrían usar los cambios en las rutinas de comida como una señal de alerta temprana para detectar problemas subyacentes de salud física y mental. Además, animar a los adultos mayores a mantener horarios de comidas consistentes podría formar parte de estrategias más amplias para promover el envejecimiento saludable y la longevidad".
El equipo de Dashti analizó aspectos clave del horario de las comidas que son significativos para las poblaciones mayores con el fin de determinar si ciertos patrones podrían indicar, o incluso influir, en los resultados de salud en etapas posteriores de la vida. El estudio incluyó datos de salud de 2.945 adultos residentes en el Reino Unido de entre 42 y 94 años, a quienes se les realizó un seguimiento durante más de 20 años. Los resultados mostraron que, a medida que los adultos mayores envejecen, tienden a desayunar y cenar más tarde, reduciendo al mismo tiempo el horario general en el que comen cada día.
La costumbre de desayunar más tarde se asoció sistemáticamente con afecciones físicas y mentales como depresión, fatiga y problemas de salud bucal. La dificultad para preparar las comidas y un sueño más deficiente también se relacionaron con comer más tarde. Por si esto fuera poco, desayunar más tarde promovía un mayor riesgo de muerte.
"Hasta ahora, teníamos un conocimiento limitado sobre cómo evoluciona el horario de las comidas en la edad adulta y cómo este cambio se relaciona con la salud general y la longevidad - añade Dashti -. Nuestros hallazgos ayudan a llenar ese vacío al demostrar que un horario de comida más tardío, especialmente el desayuno retrasado, se relaciona tanto con problemas de salud como con un mayor riesgo de mortalidad en adultos mayores. Estos resultados refuerzan el dicho de que el desayuno es la comida más importante del día, especialmente para las personas mayores".
Para los autores, esto tiene importantes implicaciones a medida que la alimentación con restricción horaria y el ayuno intermitente ganan popularidad, donde los impactos en la salud de cambiar los horarios de comida pueden diferir significativamente en las poblaciones mayores que en los adultos más jóvenes.
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