GLP-1 EN PASTILLA

Este fármaco sería efectivo contra la diabetes y la obesidad

Es la conclusión de un ensayo realizado en 10 países a lo largo de 6 años.

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La obesidad y la diabetes tipo 2 son dos de los mayores desafíos sanitarios del siglo XXI. Ambas condiciones están íntimamente relacionadas: el exceso de grasa corporal aumenta la resistencia a la insulina, lo que obliga al páncreas a trabajar más para mantener los niveles de glucosa bajo control. Con el tiempo, ese esfuerzo lleva al agotamiento de las células beta (responsables de segregar insulina) y al desarrollo de diabetes tipo 2.

En España, más del 40% de los adultos vive con sobrepeso, y alrededor del 18% padece obesidad, mientras que más de 5 millones de personas tienen diabetes tipo 2. Juntas, estas enfermedades aumentan el riesgo de sufrir infartos, ictus, hipertensión, apnea del sueño y varios tipos de cáncer.

En los últimos años, los fármacos GLP-1 (como semaglutida o liraglutida) han transformado el tratamiento de la obesidad y la diabetes gracias a su eficacia para reducir el peso y mejorar el control de la glucosa. Sin embargo, todos comparten la misma limitación: son medicamentos inyectables. Requieren agujas, cadena de frío, y pueden generar molestias en el lugar de la inyección. Eso restringe su uso y dificulta su acceso en muchas regiones del mundo.

Ahora, un nuevo estudio publicado en The Lancet apunta a una alternativa mucho más sencilla: un GLP-1 en pastilla, llamado orforglipron, que se toma una vez al día y no requiere refrigeración. El ensayo clínico ATTAIN-2, liderado por la profesora Deborah Horn, de UTHealth Houston, demuestra que esta forma oral puede ayudar a adultos con obesidad y diabetes a perder peso de forma significativa y mejorar su control glucémico.

Orforglipron es un agonista del receptor GLP-1, pero a diferencia de sus equivalentes inyectables, es un compuesto pequeño, lo que permite administrarlo por vía oral sin que se degrade en el estómago. El fármaco actúa estimulando la liberación de insulina, reduciendo la secreción de glucagón y disminuyendo el apetito, tres mecanismos que ayudan a controlar tanto el peso corporal como los niveles de glucosa.

Además, no tiene restricciones respecto a comida o agua, lo que facilita todavía más su incorporación a la rutina diaria.

En estudios previos, orforglipron ya había demostrado reducir el peso corporal un 12,4% en personas con obesidad sin diabetes. El nuevo ensayo da un paso más y examina su uso en quienes presentan obesidad y diabetes tipo 2 al mismo tiempo, un grupo para el que perder peso suele ser más difícil.

El estudio ATTAIN-2 se realizó en 136 centros sanitarios y hospitales de 10 países, con la participación de 1.613 adultos. Todos comenzaron con una dosis baja de 1 mg, que fue aumentando de forma gradual hasta 6 mg, 12 mg y 36 mg, mientras un grupo de control recibió placebo. Durante 72 semanas, los participantes también recibieron pautas de estilo de vida, en un enfoque menos restrictivo que otros ensayos, que no exigió recortes calóricos estrictos sino control de porciones, más proteínas y fibra, y un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio.

Los resultados fueron claros: el grupo que tomó la dosis de 6 mg mostró una pérdida media del 5,5% del peso corporal, el de 36 mg, sobrepasó el 10% y el de placebo solo alcanzó el 2%.

El medicamento también mejoró el control de la glucosa y solo produjo efectos gastrointestinales leves o moderados, similares a los de los GLP-1 inyectables más comunes.

"Sabemos que para las personas con diabetes es más difícil perder peso. Es emocionante contar con un fármaco oral que ofrece pérdidas de peso de dos dígitos, que de media fueron unos 10 kilos – explica Horn -. Una vez aprobado por la FDA, orforglipron estará disponible en 2026 a un coste mucho más bajo que los inyectables actuales. Esto podría convertirlo en el 'metformina' de la obesidad".

¿El futuro estándar del tratamiento? Si estos resultados se mantienen en estudios posteriores, orforglipron podría democratizar el acceso a los GLP-1, especialmente en poblaciones que tienen dificultades para acceder a medicamentos refrigerados, a clínicas que administren inyecciones o a tratamientos costosos. Su administración sencilla, sin agujas y sin requisitos especiales, podría hacer que muchos más pacientes reciban atención antes de que la obesidad y la diabetes deriven en complicaciones graves.

El fármaco, que ya se perfila como una alternativa cómoda y eficaz, podría transformar la primera línea de tratamiento de ambas enfermedades en todo el mundo. Y, sobre todo, ampliar las opciones terapéuticas en un momento en que la demanda global de medicamentos contra la obesidad no deja de crecer.

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