MALOS HÁBITOS

Los efectos del tabaco, el alcohol y la falta de ejercicio se sienten a partir de los 36 años

Los resultados forman parte de un estudio que realizó un seguimiento de cientos de personas durante más de 30 años.

Persona mayor fumando

Persona mayor fumandoPixabay

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A medida que la esperanza de vida aumenta en el mundo occidental, más son los estudios que se centran no solo en una buena calidad de vida a partir de los 65 años, también en los momentos y las causas que provocan y aceleran el envejecimiento. Desde la importancia de nuestros genes sobre la dieta, hasta el momento en el que nuestro cuerpo y nuestra mente comienzan con el proceso de envejecimiento. En este sentido, un reciente estudio señala una edad precisa.

De acuerdo con un reciente estudio, publicado en Annals of Medicine, hábitos como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la falta de ejercicio deben abordarse lo antes posible para aumentar las probabilidades de una vejez saludable. Los resultados señalan que el deterioro, si hemos incorporado estos hábitos, comienzan a los 36 años.

De hecho, el impacto es aún mayor cuando estos malos hábitos se mantienen a largo plazo, afirman los expertos cuyo estudio monitoreó la salud mental y física de cientos de personas durante más de 30 años.

Estudios previos han hecho seguimiento a personas desde la mediana edad, generalmente durante unos 20 años. Las conclusiones señalan que tanto el tabaquismo, como aspectos de un estilo de vida saludable, se adoptan antes de los 30 años. Sin embargo, en este nuevo estudio, un equipo de investigación de Finlandia quería hacer un seguimiento de personas desde una edad más temprana y, al mismo tiempo, desentrañar el efecto de los hábitos poco saludables en la salud mental.

Mediante un estudio longitudinal de larga duración, en el que se hizo un seguimiento de cientos de niños nacidos en la ciudad finlandesa de Jyväskylä en 1959 desde la infancia hasta los 60 años, el equipo analizó la salud mental y física de los participantes mediante datos recopilados mediante encuestas y exámenes médicos a los 27 años, a los 36, 42, 50 y 61 años.

La salud mental se evaluó mediante encuestas sobre síntomas de depresión y bienestar psicológico. Para analizar la salud física se creó una puntuación de riesgo metabólico basada en la presión arterial, la circunferencia de la cintura y los niveles de azúcar, colesterol y otras grasas en sangre.

También se evaluaron tres comportamientos de riesgo en cada momento: tabaquismo, inactividad física (hacer ejercicio menos de una vez por semana) y consumo excesivo de alcohol (definido como consumir al menos 7.000 g/875 unidades de alcohol al año para mujeres y 10.000 g/1.250 unidades al año para hombres). Si tenemos en cuenta que una botella de vino, en promedio, tiene unas 9 unidades de alcohol, el uso excesivo de alcohol sería tomar más de 100 botellas de vino para mujeres y estar por encima de las 150 en el caso de los hombres.

El análisis de los resultados mostró que si una persona presentaba los tres hábitos no saludables (fumar, beber en exceso y ser inactiva) en un momento dado, su salud mental y física era peor que si no presentaba ninguno de estos comportamientos de riesgo.

Al mismo tiempo, los síntomas depresivos aumentaron 0,1 puntos, la puntuación de riesgo metabólico aumentó 0,53 puntos, el bienestar psicológico disminuyó 0,1 puntos y la autoevaluación de la salud disminuyó 0,45 puntos. Los síntomas depresivos y el bienestar psicológico se midieron en una escala del 1 al 4; la autoevaluación de la salud, en una escala del 1 al 5; y el riesgo metabólico se puntuó de 0 a 5.

Mantener los tres comportamientos nocivos a largo plazo, de acuerdo con los autores, se asoció de forma aún más evidente con una mala salud, con un aumento de los síntomas depresivos y el riesgo metabólico.

De modo individual, la falta de ejercicio se relacionó principalmente con una mala salud física, el tabaquismo con una mala salud mental y el consumo excesivo de alcohol con un deterioro tanto de la salud mental como física.

"Las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías y el cáncer, causan casi tres cuartas partes de las muertes en todo el mundo – explica Tiia Kekäläinen, autora principal y científica de la salud de la Universidad Laurea, en Finlandia -. Sin embargo, al seguir un estilo de vida saludable, una persona puede reducir el riesgo de desarrollar estas enfermedades y las probabilidades de muerte prematura. Nuestros hallazgos resaltan la importancia de abordar los comportamientos de riesgo para la salud lo antes posible para evitar que los daños que causan se acumulen con los años y culminen en una mala salud mental y física en etapas posteriores de la vida".

El lado positivo, de acuerdo con el equipo de Kekäläinen, es que nunca es tarde para adoptar hábitos más saludables y que estos tienen beneficios en la vejez. Pero, como en muchos otros estudios, en este también hay letra pequeña.

El estudio fue observacional y, por lo tanto, no pudo establecer que los comportamientos de riesgo estuvieran contribuyendo a la mala salud, sino al revés. "También es probable que la relación sea bidireccional – concluyen los autores -. Por ejemplo, una persona estresada puede beber en exceso para sobrellevar la situación. Esto podría causar problemas con familiares y amigos que conduzcan a un menor bienestar mental. Hay que tener en cuenta que solo hemos analizado tres tipos de comportamiento y otros factores, como la dieta, deberían incluirse en futuros estudios".

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