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TIRARLAS AL VÁTER SUPONE UN GRAVE PROBLEMA MEDIOAMBIENTAL

Las toallitas húmedas son el enemigo público número uno de las alcantarillas

El váter debería ser sólo para hacer nuestras necesidades y arrojar papel higiénico y agua. Pero, por culpa de tirar también toallitas húmedas, estamos colapsando el sistema de alcantarillas de muchas ciudades y fastidiando el medio ambiente.

El mal uso de las toallitas húmedas atasca los desagües

El mal uso de las toallitas húmedas atasca los desagües Archivo

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Las toallitas húmedas han supuesto una gran revolución. En primer lugar, en el cuidado e higiene íntima de los bebés. Su uso se ha extendido tanto, que se utilizan no solo como desmaquillantes, sino también en cualquier situación en la que no podamos acceder a agua y jabón.

El problema se produce cuando las arrojamos por el inodoro, sin tener ni idea de que no son biodegradables. No se pueden eliminar y esto ya ha provocado más de un dolor de cabeza para las autoridades de muchas ciudades en todo el mundo, provocando graves colapsos en los sistemas de desagüe.

La obstrucción en las alcantarillas es el efecto más visible del nuevo monstruo que habita en las cloacas. Según el 'New York Times' la ciudad Nueva York han gastado 18 millones de dólares en los últimos cinco años en evitar el colapso de su sistema de alcantarillado. Un dato: desde 2008 el volumen de materiales residuales se ha duplicado, en buena parte por la pesadilla de las 'wet wipes'.

¿Por qué son tan dañiñas? A diferencia del papel higiénico, las toallitas húmedas están realizadas de un tejido prácticamente indestructible. Y no, por mucho que en algunos empaquetados pongan “biodegradables” éstas no se desintegran con la facilidad deseable para un residuo tirado al WC.

En 2013, se extrajeron en Londres quince toneladas de residuos unidos a este producto de higiene que no ha sido invitado al submundo de las cloacas. Pero ahí está, cuando solamente el 6% de las toallitas que se comercializan son verdaderamente desechables.

Son robustas y duraderas como el algodón o el poliéster. Por esto, es necesario que se tiren al cubo de basura, aunque en un vertedero también es difícil de reciclar. Pero este es otro tema y, de momento, es mejor esta solución que acaben en el mar. Otro dato preocupante: ha aumentado un 50% el número de toallitas húmedas en las playas del Reino Unido, según datos de la Marine Conservation Society recogidos por la BBC.

Si tres cuartas partes de los atascos se producen por estos productos, tenemos dos opciones para este problema. O se inventa un tipo que sea desechable (cosa harto improbable porque tienen que ser resistentes), o bien se conciencia para un uso responsable y una eliminación adecuada de los desechos. Como el folleto informativo, 'Los retretes no son una papelera', de la asociación europea que reúne a las empresas de saneamiento y abastecimiento de agua.

La solución está en no tener envidia del culito de un bebé y usar este tipo de productos para todo. También, en que el mensaje que advierte de que no se deben desechar por el inodoro sea tan grande como las advertencias del paquete del tabaco, no quedando relegadas a una zona pequeña en la parte trasera del paquete de toallitas.

 



Porque si tienen tanto éxito es gracias a la publicidad agresiva de las marcas que las fabrican. Y esto solamente se combate con más publicidad. Como esta divertida campaña británica llamada 'Can't flush this!' (¡Esto no se elimina!)'

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