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HAY AVANCES EN ANIMALES, PERO EN CANTIDADES ENORMES

Setas y vino: una deliciosa receta, pero no un arma contra el cáncer

Algunas pruebas con animales de laboratorio muestran los efectos positivos de un componente presente en la uva y el vino... pero en cantidades tan pequeñas que haría que murieras de intoxicación etílica antes de notar mejoría alguna sólo bebiendo vino. Una lástima.

Infografía sobre maridaje de vino

Wine folly Infografía sobre maridaje de vino

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En el acervo popular está metido a fuego que determinados alimentos sirven para determinadas cosas. Por ejemplo, que los cítricos son ricos en vitamina C, lo que viene bien para evitar los constipados. Que la zanahoria ayuda cuando te quieres poner moreno, que el plátano tiene potasio y por tanto sirve para evitar calambres o que el salmón es bueno -dicen- para la piel y el pelo.

Pero, ¿y eso de que el vino pueda ayudar en la lucha contra el cáncer?

En un artículo publicado en Popular Science Dan Nosowitz reflexiona acerca de una línea de investigación en esa línea, pero advierte que poco de cierto hay -por el momento- en la afirmación de que el consumo de vino pueda ayudar frente al cáncer.

Lo que sí se sabe es que el vino es antioxidante, ayuda -en un consumo moderado- con la salud cardiovascular y que genera un sorprendente efecto en el cuerpo como quemador de grasa, algo que bautiza como ‘la paradoja francesa’ de que la dieta gala sea rica en grasas pero su población no experimente problemas de salud en relación a ello.

La idea de que el vino tinto pueda combatir el cáncer viene de que en la pulpa de la uva existe un compuesto llamado resveratrol, presente también en algunos animales y frutos ecos, que ayudaría a combatir los tumores. Ahora bien, la cuestión plantea dos problemas.

El primero, según Nosowitz es que hasta ahora sólo se ha investigado el tema en animales, no en humanos. De hecho, señala que la única investigación de este compuesto respecto a los humanos se refiere a sus efectos sobre una enfermedad completamente distinta, la ataxia de Friedreich, que ataca el cerebro y acaba incapacitando al enfermo para desarrollar funciones cognitivas y motores.

El segundo problema que señala es la cantidad de la sustancia: para los estudios desarrollados en animales se han usado entre dos y cinco gramos de resveratrol, el equivalente aproximado a… ¡500 botellas de vino!

Según él mismo indica, para conseguir cierto avance antitumoral a través del consumo de vino habría que morir varias veces de intoxicación etílica… y no es plan.

Hay, sin embargo, más alimentos que pueden ayudar en la cruzada contra el cáncer… aunque no como crees. Es el caso de algunas setas, como la shiitake -que se vende en casi cualquier supermercado-, ya que contiene lentinan, que inhibe el crecimiento de los tumores ¿Lo malo? Que de nada sirve ingerirlo, ya que ese compuesto tiene que inocularse para que sea efectivamente útil.

En resumen, que ni beber vino cada día ni comer muchas setas te ayudará demasiado contra el cáncer… ahora bien, como receta no está nada mal y daño no hace. Así que, puestos a maridar, qué mejor combinación que la del vino con alimentos que aporten distintas sustancias beneficiosas a nuestro organismo.

Eso sí, y dejando ya la salud aparte, no todos los vinos pegan con cualquier alimento. De ahí la inforgafía que ilustra este texto, para que al menos en lo del maridaje sí obtengas resultados satisfactorios.

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