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LLEGÓ HACE HACE 1.500 AÑOS

El primer burro ibérico era portugués

Un grupo internacional de investigadores asegura que el burro doméstico llegó a la Península 1.500 años de lo que se pensaba hasta ahora.

Burro

El burro ibérico José María Escolano

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El mundo académico a veces proporciona descubrimientos sorprendentes y debates científicos que pudieran sonar a guasa, pero que supone interesantes trabajos de investigación que ayudan a comprender mejor el mundo y a mejorar capacidades tecnológicas. Algo así sucede con el reciente descubrimiento de investigadores de un grupo internacional que ha dado con el que fue el primer burro que pateó la Península Ibérica.

Hasta ahora se pensaba que los burros llegaron hasta aquí en barcos fenicios, hace unos 2.750 años. Pero este equipo científico multidisciplinar, formado por franceses, daneses y portugueses se ha encargado de adelantar, y mucho, la aparición del primer burro ibérico: hay evidencias que indican que ya anduvieron por estos pagos 1.500 años antes de lo pensado.

Concretamente, la horquilla que manejan estos investigadores los sitúa en la Península entre 2.340 y el 2.060 antes de Cristo, durante la Edad de Cobre, en una época en la que florecían por el mundo civilizaciones míticas, se alzaban pirámides en Egipto, se redactaban los primeros códigos legales de la historia, se domesticaban algunos animales fundamentales para la civilización y se revolucionaba la agricultura.

Este primer burro ibérico recorrió, que sepamos, el entorno de Lisboa ya que es allí cerca, en el poblado calcolítico de Leceia, donde se ha dado con la evidencia definitiva: un diente de burro. El trabajo combinado sobre la morfología del diente y el análisis molecular han permitido datar al animal en esa franja de la que hablábamos antes, hace más de cuatro milenios.

Diente de burro

Según explica a esta redacción el líder de la investigación, João Cardoso, no es posible saber si ese burro estaba domesticado o se encontraba todavía en estado salvaje.

“El diente nos muestra un animal que probablemente fue consumido por la población local y cuyos restos quedaron allí en el poblado”, explica este arqueólogo de la Universidade Aberta.

Se comieron al burro, pero, ¿si no lo trajeron los fenicios por el Mediterráneo, quién lo llevó hasta Lisboa?

Recientemente, se ha demostrado en la misma zona la existencia de artículos de marfil de elefante asiático, llegados durante la primera mitad del tercer milenio antes de Cristo, lo que probaría que en la época existía un comercio fluido de materias primas desde África e incluso Oriente Medio, explica Cardoso.

“Por lo tanto, la aparición de burro en Leceia, refuerza la existencia de contactos comerciales con la región. Allí hemos encontrado piezas fabricadas con marfil de elefante africano, lo que sugiere que el comercio con el Oriente Medio tenía una escala en la costa mediterránea marroquí, desde donde se exportaban directamente a la península”, resume el arqueólogo.

De ahí que un simple hallazgo, un diente de burro, el primer burro ibérico, pueda tener su importancia para escribir la historia, como afirma Cardoso: “Dado que la domesticación del burro se produjo África Oriental u Oriente Medio hace unos 5.000 años, este hallazgo es importante porque sugiere la existencia de contactos con aquellas regiones distantes menos de 1000 años después de la domesticación de la especie”, concluye.

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