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EL CONSUMO DE LECHE HA DESCENDIDO EN LOS ÚLTIMOS 13 AÑOS

¿Es malo para los adultos beber leche?

Probablemente hayas oído que el consumo de leche es perjudicial para los adultos. Hace algún tiempo que esa idea empezó a circular por las redes sociales, varios medios se han hecho eco de ello, y cada vez más médicos se suman a la idea, desaconsejando este alimento, pero… ¿es la leche realmente mala?

Niño bebiendo leche

Niño bebiendo leche Agencias

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Según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente el consumo doméstico de leche ha descendido en más de 600 millones de litros en los últimos 13 años.

Quizá por eso en 2013 el Ministerio puso en marcha la campaña #megustalaleche, enfocada a divulgar las virtudes de este alimento. Su objetivo, según consta en su web, es mejorar “la percepción del consumidor de los productos lácteos como productos de alto valor nutritivo y calidad, mediante los instrumentos promocionales adecuados, garantizando la sostenibilidad a largo plazo del sector”. Parece obvio, por tanto, que existe una cierta preocupación institucional por el descrédito de la leche

Gráfico consumo de leche

 

¿Pero de dónde sale esta idea? Difícil saberlo. Sí parece claro, sin embargo, que la School of Public Health de la Universidad de Harvard ha tenido mucho que ver en su difusión mundial. Los consejos de esta institución son tomados tan en serio por el Gobierno de Estados Unidos que algunos de ellos acaban convirtiéndose en recomendaciones oficiales. Y es entre esos consejos donde encontramos todo un apartado relativo al calcio y a la leche donde, entre otras cosas, se asegura que “tomar leche podría no ser la mejor fuente de calcio para todos”.

“La afirmación es correcta, aunque se presta a ser utilizada de forma errónea”, opina Juan Ignacio Pérez, catedrático de Fisiología Animal en la Universidad del País Vasco. “La leche es buena para los adultos que retienen la capacidad para digerir lactosa. Para los que no hemos retenido esa capacidad al hacernos mayores, no es buena y puede ser peligrosa. En el mundo hay muchísimos millones de personas en un grupo y en el otro. De bebés todos tenemos la enzima lactasa, y gracias a ella digerimos la lactosa de la leche. Pero, al crecer, muchos niños pierden esa capacidad, de forma que la leche ya no les sienta bien”, asegura.

Jose Manuel Mulet es profesor de biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia e investigador en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas. También es un reconocido autor de divulgación científica, azote de lo que llama supercherías alimenticias. “El mito de que la leche nos enferma nace en el momento en el que aparecen los métodos de diagnóstico eficaces de detección de la intolerancia a la lactosa”, dice Mullet.

“En ese momento nace también la falacia de que cada vez hay más intolerantes a la lactosa, cuando la realidad es que haber hay los mismos que antes, solo que ahora se diagnostican y antes no. A partir de aquí tienes a todos los New Age soltando argumentos del tipo: ¡ningún animal bebe leche de adulto! Bueno, tampoco hay ningún animal que haga paella los domingos, y eso no quiere decir que la paella sea mala”.

La importancia de consumir calcio

Lo que sí está fuera de toda duda es la importancia de consumir calcio, que es el principal componente mineral de los huesos. El 99% del calcio de nuestro cuerpo se acumula en nuestra estructura ósea, mientras que el 1% restante es fundamental en procesos que afectan a la transmisión neuronal, así como al funcionamiento del corazón.

“El calcio”, dice Pérez, “juega un papel esencial en la contracción muscular. Sin él no habría tal contracción, es decir, que el corazón se pararía y los músculos respiratorios también”.

La School of Public Health recuerda que el calcio disminuye el riesgo de osteoporosis (reducción del tejido que forma los huesos) y de cáncer de colon, pero una ingesta excesiva puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata y “posiblemente” el de ovario.

Juan J. Iruin, Catedrático de Química Física en la Universidad del País Vasco y autor de la bitácora El Blog del Búho Gris, donde lucha por desterrar los prejuicios existentes sobre la química, particularmente en la industria alimentaria. “En efecto”, dice, “hay varios estudios que suelen ser citados en webs ligadas a movimientos veganos en los que se aduce incluso que, en cuanto a la prevención de la osteoporosis, beber leche puede tener efectos contrarios a los que predica la medicina oficial. Pero hay otros muchos estudios que dicen lo contrario y, hoy por hoy, las principales organizaciones médicas mundiales siguen propugnando el tener dietas controladas de calcio, combinadas con dietas de Vitamina D, para prevenir la osteoporosis. Pero el proceso de la pérdida de masa ósea parece complejo y no es fácil llegar a acuerdos sobre sus orígenes y su prevención”.

En efecto, según un estudio publicado en The Journal of Nutrition, las personas que beben un vaso de leche o menos a la semana no presentaron un mayor riesgo de rotura de brazo o de cadera que quienes beben dos o más vasos a la semana. Para la School of Public Health esta información solo puede significar una cosa: los occidentales tomamos demasiada leche.

Pero entonces, ¿cuánto calcio deberíamos consumir los adultos? Lo cierto es que no hay quórum entre las instituciones. Quedémonos, por tanto, con la cantidad recomendada en España: 800 miligramos al día. Esto es, dos vasos de leche.

¿Y si eres intolerante a la lactosa? Lo son “la mayoría de africanos, de orientales y de nativos americanos”, dice Pérez, “no pueden digerir leche de adultos. Bastantes europeos del sur, como yo, tampoco. Para todas esas personas la solución es tomar derivados lácteos”.

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