TecnoXplora » CienciaXplora » Ecología

PERSISTE GRACIAS AL CULTIVO DEL HOMBRE

Sin el hombre, la calabaza se hubiera extinguido

Un estudio genético revela que la extinción de los grandes mamíferos puso en peligro al grupo de especies al que pertenece la calabaza. ¿Cómo consiguieron recuperarse?

Sin el hombre, la calabaza se hubiera extinguido

Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America G+J

Publicidad

Siempre solemos referirnos al hombre como el causante de muchos problemas del planeta, y es cierto que nuestras actividades tienen bastante que ver con la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, hoy vamos a hablar de especies que, como muchas otras que han vivido procesos de domesticación, han sido favorecidas por la actividad del hombre.

Las calabazas pertenecen al género Cucurbita, un grupo de plantas que proviene del Nuevo Mundo y que en el pasado estuvo ampliamente distribuido. Sin embargo, con el paso del tiempo este género sufrió un fuerte declive, especialmente en el Holoceno. ¿Qué fue lo que sucedió?

Un equipo internacional de científicos se ha dedicado a analizar el genoma de casi 100 muestras de linajes pertenecientes al género Cucurbita. En su estudio abarcaron tanto linajes antiguos, como linajes modernos, cultivados y silvestres, y gracias a los resultados han podido descifrar algunos de los enigmas en la historia de este grupo de plantas.

Sin el hombre, la calabaza se hubiera extinguido

Según indican en su trabajo, que se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), las variedades silvestres de calabaza tienen un sabor amargo, algo que no gusta a todos los animales. Secuenciando 46 muestras de genoma de diferentes mamíferos, los autores buscaron un gen específico que se relaciona con la percepción de este sabor amargo.

Gracias a ello dedujeron que los animales más pequeños son más sensibles al amargor, por lo que muy probablemente rechazarían la calabaza. Sin embargo, animales pertenecientes a la megafauna, como los mastodontes, sí que se alimentaban de este tipo de frutos, y debido a ello ejercían de agentes dispersores de las semillas. Por eso, cuando estos grandes mamíferos se extinguieron, las especies del género Cucurbita se quedaron sin sus valiosos socios.

Por ello, si no hubiera sido porque el hombre, hace más de 10.000 años según han deducido por los análisis genéticos, empezó a cultivar algunas de estas variedades, muy probablemente el género Cucurbita hubiese acabado por extinguirse.  Además, los paisajes creados por las actividades humanas también fueron favorables para recuperación de estas especies, que sobreviven bien en este tipo de hábitats.

Publicidad