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Los mitos de la alimentación

Ni dos litros de agua al día, ni sólo verdura, ni sólo carne: comer bien pasa por comer de todo

Una alimentación equilibrada se compone de todo tipo de alimentos, no exclusivamente de algunos. Optar por no comer carne o fruta genera desequilibrios y choca con la preparación física y digestiva de los humanos, aunque algunos salvan las carencias alimenticias controlando las cantidades y los tipos de comida que consumen.

Arte que se puede comer

Snoopy Samantha Lee

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Los humanos somos omnívoros, es decir, que comemos de todo, entendiendo ese "de todo" desde un punto de vista científico como que comemos carne y vegetales. Y peces. Y hasta bebemos, por costumbre y como aporte vitamínico y de calcio, la leche de animales como las vacas. Y si alguien es intolerante a la lactosa, nos inventamos la 'leche': de almendras, de soja...

Esto, que para el común de los humanos es algo de cajón, no es tan obvio para muchos que eligen alimentarse exclusivamente de cierto tipo de alimentos. No se trata de quienes no comen fruta por pereza, o quienes no prueban la verdura porque no les gusta. Ni siquiera quienes se hacen vegetarianos porque no les gusta la carne. Ni mucho menos los alérgicos.

Más bien se trata de quienes defienden que alimentarse sólo con algunas cosas es igual de saludable que alimentarse de todo.

A partir de determinadas aseveraciones así se construyen mitos ampliamente replicados: que la fruta y la verdura potencien algunos nutrientes y mejore tu aspecto no implica que cualquiera pueda vivir con normalidad así. Ojo, eso no implica enfermar, ni morir antes, pero sí posiblemente tener algunas carencias vitamínicas o proteínicas que sólo se pueden corregir con un férreo control de las cantidades de determinados alimentos, como en dietas supuesta revolucionarias como la dieta Dukan.

Obviamente, tampoco comer sólo carne resulta saludable, aunque también comerla de determinada forma -incluyendo carne cruda para tener aportes de vitamina C-, sirve para paliar algunas carencias, según un estudio publicado hace un par de años en Popular Science.

Por eso es un mito que haya que beber dos litros de agua al día ya que, en algunos casos, puede ser incluso dañino. Ese tipo de construcciones a veces responden a modas: el aceite de oliva es bueno, pero tomarlo en exceso y con todo no lo es. Tampoco el pan es bueno o malo en sí, lo es, como en todo, su excesivo o deficiente consumo. O mejor dicho, el de sus componentes. Hay excesos más peligrosos que otros, como el de la cafeína.

¿Que gran parte de los nutrientes que te da la carne los puedes sacar comiendo cantidades suficientes de determinados vegetales? Sí ¿Que puedes vivir de forma saludable sin comer pescado? Claro. Pero si comes de todo, estarás más sano: ni vegetariano, ni carnívoro, ni ovolactovegetariano, ni nada por el estilo.

Todo esto no es un alegato en favor del ser omnívoro. El hecho de que el ser humano se alimenta de todo está en nuestras células, en la forma en que funciona nuestro intestino e incluso en nuestros dientes y mandíbulas ¿Evolución, adaptación o que estamos preparados para comer así? Preguntado de otra forma: ¿somos como somos porque comemos de todo o comemos de todo porque somos como somos?

Nosotros no tenemos cavidades donde dejar fermentar las verduras, ni estómagos variados, ni rumiamos, ni los microorganismos de nuestro aparato digestivo son como los de los herbívoros. Las células de nuestro intestino también son distintas. Lo explicaba el doctor John McArdle en una conversación mantenida hace un par de décadas en una publicación pro-vegetariana que ha sido discutida y criticada ampliamente en sus foros años después.

Sin embargo, desde los primeros registros que existen de nuestra especie hay indicios de caza de animales, así como de recolección de frutas y vegetales: nuestros incisivos se parecen a los de algunos herbívoros, y nuestros caninos al de algunos carnívoros. Ni unos ni otros, ambos. Otra cosa es que te guste más una comida que otra, o que prefieras, por principios, no alimentarte de seres vivos. Para eso sirven los menús: para elegir qué comer de todo lo que podemos comer.

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