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UNO DE LOS PERSONAJES MITOLOGICOS MÁS CONOCIDOS

¿De dónde surge el mito del ‘hombre lobo’?

A medio camino entre la leyenda urbana y los casos reales por enfermedad –mental o física-, muchos son quienes han sido señalados como licántropos, aunque muchos de ellos nada han tenido que ver con la luna llena ni con misteriosos asesinatos a medianoche.

De dónde surge el mito del 'hombre lobo'

De dónde surge el mito del 'hombre lobo' Wikimedia

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El ‘hombre lobo’ es, casi con toda seguridad, el personaje mitológico más conocido y extendido a lo largo de la Historia en todo el planeta. Hoy en día conocemos esos enigmáticos seres que se convierten en lobos en las noches de luna llena gracias a la literatura, el cine y la televisión, siendo uno de los recursos más utilizados, a la hora de exponer escalofriantes historias sobre estos personajes, el del asesino depredador que acababa con la vida de animales (sobre todo ovejas) y cualquier persona que se cruzase en su camino los días de plenilunio.

Pero como es de imaginar, en todos esos relatos hay más componente de mito y fantasía que de realidad.

Sí que tenemos que tener en cuenta que existe una enfermedad conocida como ‘licantropía’, que consiste en un trastorno mental por el cual la persona que lo padece cree que es un lobo o se trasforma en un licántropo coincidiendo con la noche en la que la luna está en su máximo esplendor.

Hombres cubiertos de pelo

Pero por otro lado también podemos encontrarnos con otra dolencia (esta de carácter físico) llamada ‘hipertricosis’, que consiste en tener absolutamente todo el cuerpo cubierto de pelo (de la cabeza a los pies) y cuyo aspecto es talmente el de los figurados hombres lobos como se puede ver en imágenes tomadas a algunas de las poquísimas personas que se han visto afectadas a lo largo de la Historia por esta patología -apenas se han descrito medio centenar de casos-.

Cabe destacar que quienes han padecido dicha dolencia no han tenido ningún brote psicótico en el que hayan atacado o asesinado a nadie. Dicho de otra forma, nada tiene que ver la apariencia lobezna que da la hipertricosis con el salvajismo de los supuestos hombres lobo.

El primer caso de alguien que padeció la enfermedad está documentado en Tenerife a mediados del siglo XVI y cita a Pedro González (en algunos documentos figura como Petrus Gonsalvus) que, a pesar de su aspecto peludo, supo abrirse paso en la aristocracia de su época y llegó a ser uno de los hombres de confianza del rey Enrique II de Francia.

Los mitos de Licaón y Ansbach

Dejando de lado la enfermedad de la hipertricosis, el primer caso que aparece en los libros de una persona a la que se señala como ‘hombre lobo salvaje’ es el de Licaón, rey de Arcadia (en el Peloponeso) a quien la mitología griega define como tal tras haber sacrificado a todos sus hijos (que superaban la cincuentena) como ofrenda a las deidades para, acto seguido, comerse las entrañas de los pequeños. Tampoco se libraban de su hostilidad salvaje aquellos forasteros que llegaban hasta su reino.

Varios son los relatos en torno a Licaón, siendo una de ellas de Plinio el Viejo, aunque en ningún momento de su escrito menciona el nombre del rey de Arcadia.

En la Edad Media también hay un buen puñado de casos documentados sobre terroríficos personajes que, supuestamente, se convertían en lobos al llegar la medianoche, atacando a diestro y siniestro a todo aquel que se le ocurría salir a la calle haciendo auténticas atrocidades caníbales.

Uno de los casos más conocidos y documentados tuvo lugar en la población de Ansbach (en la región de Baviera) en el invierno de 1685, cuando el odiado burgomaestre de la población, Michael Light, fue asesinado por sus conciudadanos y poco después hizo acto de presencia en la población un enorme lobo que desató el miedo y la locura en el lugar. Muchos fueron los vecinos que aseguraban que aquel animal salvaje no era sino que la reencarnación del fallecido representante municipal que había vuelto de entre los muertos para vengarse.

El conocido como ‘hombre lobo de Ansbach’ fue apresado por los hombres del pueblo, asesinado y colgado de un poste en el centro de una plaza. Cabe señalar que son muchas las fuentes que, evidentemente, señalan que el mencionado ‘hombre lobo’ no era más que un gran y majestuoso lobo salvaje.

El caso de Romasanta

Si centramos la historia de los hombres lobos en España podemos encontrar que se han dado varios casos, siendo el más conocido el que tuvo lugar en Galicia durante la primera mitad del siglo XIX y cuyo protagonista se llamaba Manuel Blanco Romasanta.

El caso de Romasanta es el del típico vecino tranquilo y trabajador que de la noche a la mañana se convierte en un depravado y salvaje asesino. Su profesión era la de sastre y, a pesar de tener una baja estatura (no llegaba a los 140 centímetros), poseía una fuerza descomunal, tal y como especifican algunos relatos de la época.

Tras una serie de asesinatos cometidos por varias poblaciones gallegas, finalmente la Policía pudo determinar que el criminal había sido Romasanta, quien llegó a confesar la autoría de trece muertes, la mayoría mujeres y niños a quienes tras haber matado extraía el sebo (grasa), que posteriormente vendió en los mercados ambulantes.

Se le acuñó con el sobre nombre de ‘el hombre lobo de Allariz’ tras haber declarado que se transformaba por las noches en ese animal salvaje. Tras ser juzgado se le condenó a muerte, pero la intermediación por parte de un experto en psiquiatría y mente humana hizo que finalmente la propia reina Isabel II de España le conmutase la pena de muerte por la cadena perpetua.

Todos y cada uno de los personajes relatados, además de otros centenares más, son los que han enriquecido la ficción literaria y cinematográfica que tanto nos han hecho disfrutar con las historias de hombres lobos que aparecían las noches de luna llena. Pero fuera de eso, nada más.

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