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SIN SU LABOR, EL EQUILIBRIO AMBIENTAL CORRÍA PELIGRO

Las cucarachas ya estaban allí para limpiar las boñigas de los dinosaurios

Una cucaracha atrapada en ámbar da las claves para resolver este enigma. La limpieza de tales cantidades de excrementos era fundamental para el equilibrio del ecosistema.

Imagen de la cucaracha en ámbar hallada en el Líbano

Imagen de la cucaracha en ámbar hallada en el Líbano Peter Vršanský

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A veces, la ciencia se topa con soluciones a preguntas que la mayoría de los mortales ni nos planteábamos. Algunas son tan peculiares como la de quién se encargaba de la limpieza en la época de los dinosaurios, misterio resuelto por un equipo de investigadores eslovacos a partir de una cucaracha. Eso sí, la cucaracha no era un ejemplar cualquiera: como si se tratara de una película de Steven Spielberg, la clave es la información que un insecto atrapado en ámbar hace 120 millones de años ha traído hasta nosotros.

El secreto más interesante sobre este insecto, hallado en Líbano, estaba en su estómago. Los investigadores, de la Academia Eslovaca de Ciencias, descubrieron que lo que esta especie de cucaracha ya extinta había deglutido ya había pasado por otro estómago antes. Usando un sofisticado método de análisis de esos restos, dieron con trazas de madera que tenían que proceder de las heces de los dinosaurios.

Los científicos se sorprendieron al encontrar partículas de madera que eran grandes en comparación con otras encontradas en aquel pequeño estómago. No esperaban encontrar madera, pero menos aún en esas condiciones: las partículas tenían los bordes lisos, lo que indica que la cucaracha no los había mordisqueado. Además, estaban más descompuestas de lo que el sistema digestivo de una cucaracha hubiera sido capaz de lograr: esa madera ya había sido digerida previamente, aseguran los investigadores.

Según se explica en el estudio, publicado en PLoS ONE y liderado por Peter Vršanský, no hay otro posible origen de esa madera, ya que los restos están predigeridos y no había en ese momento otros animales capaces de devorar (y digerir y defecar) madera fresca. De este modo, concluyen, si alguien se encargó de limpiar la casa antes de que llegáramos los humanos, esas fueron las cucarachas.

El trabajo sucio que realizaban no es ninguna tontería: en aquellos lugares en los que el ganado defeca grandes cantidades de excrementos sin que escarabajos, moscas u otro animal (o ganadero) lo limpie, las heces terminan ahogando la tierra e impidiendo que la hierba vuelva a crecer. Se trata de una faena ardua, pero imprescindible para mantener el equilibrio del ecosistema.

“Los dinosaurios, sin duda, producían enormes cantidades de excrementos. Pero, ¿quién limpiaba después? Los escarabajos peloteros y las moscas eran poco frecuentes durante la mayor parte del Mesozoico [periodo que se inició hace 250 millones de años y terminó hace 65 millones]”, señalan los investigadores en su estudio.

Sin embargo, las cucarachas ya compartían escenario sobre la faz de la Tierra con los gigantescos dinosaurios. Y según este trabajo, mientras los dinosaruios reinaban, las diminutas cucarachas se encargaban de evitar que la mierda les llegara al cuello.

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