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DEMASIADOS GATOS, POCOS LEONES

Cada vez hay más mascotas, pero menos animales

En el mundo cada vez hay más gatos, más perros y más animales domesticados en general, pero por contraposición cada vez hay menos animales silvestres, y la biodiversidad está perdiéndose para siempre. ¿Por qué cuidamos tanto unos animales y tan poco a otros?

Un lindo gato

Un lindo gatoPixabay

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A pesar de que cada vez estamos más concienciados sobre la ecología, desde 1970 las poblaciones de animales salvajes se han reducido a la mitad. A pesar de esto, las poblaciones de animales domésticos no han dejado de crecer en paralelo. Tanto es así que, actualmente, el 90% de todos los grandes animales de la Tierra (los que tienen una masa superior a unos pocos kilogramos) son seres humanos y animales domesticados.

Toda la biomasa de animales grandes podría dividirse en 300 millones de toneladas de humanos, 700 millones de toneladas de animales domesticados y únicamente 100 millones de toneladas de animales salvajes.

Como explica Yuval Noah Harari en su libro 'Homo deus', hay 200.000 lobos frente a 400 millones de perros; 40.000 leones frente a 600 millones de gatos; 900.000 búfalos africanos frente a 1.500 millones de vacas domesticadas.

Desde 1970, a pesar de una conciencia ecológica creciente, las poblaciones de animales salvajes se han reducido a la mitad y sin embargo cada vez hay más animales domésticos o de granja: si en 1980 había 2.000 millones de aves silvestres en Europa, en 2008 solo quedaban 1.600 millones, mientras que en Europa se criaban 1.900 millones de gallinas y pollos.

En Japón, por ejemplo, hay casi 19 millones de mascotas (más que el número de niños menores de 15 años), y de hecho, ya se prefieren mascotas antes que hijos -por cierto, los animales de compañía más populares alrededor del mundo son los gatos, en cualquier variedad de la especie-. Por contra, apenas el 62% de la población de Estados Unidos tiene un animal de compañía.

Los propietarios de mascotas en el Reino Unido gastaron en 2008 unos 150 millones de dólares en regalos de Navidad para sus mascotas. El máximo exponente de esta querencia por las mascotas probablemente quedó representado en el caso de Leona Helmsley, la multimillonaria dueña de una cadena hotelera de Nueva York apodada por muchos como la “Reina del Mal”. Al fallecer a los 87 años legó en su testamento la nada desdeñable suma de doce millones de dólares a su perro maltés, llamado Trouble.

El problema reside en la 'ricura' que nos suscitan los animales domésticos, y el incentivo económico de tener animales de granja, factores estos que tienen efectos adversos en la diversidad y cantidad de otros tipos de animales. Tal y como denuncia el psicólogo cognitivo Steven Pinker en su libro 'Los ángeles que llevamos dentro', “la ricura es un fastidio para los biólogos de la conservación, pues da lugar a una preocupación desproporcionada por unos cuantos mamíferos carismáticos”.

La destrucción de hábitats salvajes, la caza indiscriminada y la contaminación son las principales causas de la destrucción de biodiversidad en el mundo. Afectan a casi todos los ecosistemas y causan problemas a casi todas las especies, desde los grandes mamíferos a pequeños anfibios. El problema de este declive se debe a que no nos preocupa demasiado, y no nos preocupa demasiado porque la mayoría de animales que se pierden ni son 'monos', ni nos hacen compañía, ni nos dan alimento, ni nos resultan más importantes más allá de decorar parcialmente la montaña a la que vamos a practicar senderismo algún fin de semana.

O como ya advirtió ya en 1950 el etólogo Konrad Lorenz, los animales que no suscitan un “oh, qué ricura” son discriminados.

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