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DI ADIÓS AL CALOR

Trucos científicos para estar fresquito en verano

Acaba de empezar junio y ya empieza a ser complicado dormir por las noches. Pero no te preocupes, que la ciencia te ayuda a mantenerte fresco

Varias personas se refrescan en las fuentes de Madrid Río

Varias personas se refrescan en las fuentes de Madrid Río EFE

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Si esta noche ya te ha costado pegar ojo por culpa del calor, o si llegas empapado a casa después de un día de trabajo no te preocupes: la ciencia acude al rescate con algunos consejos para mantenerte fresco

1. Abre y cierra las ventanas en el momento adecuado

Ese momento en el que llegamos a casa y abrimos la ventana es una trampa. Para que la temperatura sea la menor posible lo mejor es mantener la ventana (y sobre todo la persiana) cerrada cuando hace más calor fuera que dentro y abrirla si sucede lo contrario.

Sin embargo, aunque haga más calor fuera cuando abrimos la ventana notamos una brisa de aire que nos alivia. Lo que ocurre es que ha disminuido la sensación térmica, pero  no la temperatura, por lo que en cuanto la diferencia de temperatura entre la casa y la calle se igualen la brisa desaparecerá y nosotros nos quedaremos con la casa más caliente.

Para tener la casa lo más fresquita posible abre las ventanas sólo por la noche, cuando el aire es más frío

2. Templa tu coche antes de entrar

Durante el verano los coches se transforman en hornos con ruedas. El rato que necesita el aire acondicionado para hacer habitable el vehículo se nos hace eterno a todos, pero puedes acelerar el proceso con un sencillo truco.

Baja una ventanilla, por ejemplo la de detrás del asiento del copiloto. Acércate entonces a la puerta del piloto para abrirla y cerrarla repetidamente durante un minuto. Esto creará una corriente de aire caliente que saldrá por la ventanilla y aire algo más frio entrando por la puerta.

El proceso puede bajar la temperatura del coche hasta 5ºC.

3. El agua es tu aliada

Ya en el Antiguo Egipto se mojaban las sábanas de la cama de modo que pudiera estar fresca a la hora de irse a dormir.

La cantidad de calor que hay que suministrarle al agua para que aumente su temperatura es mayor que la que necesita el aire. Por eso, cuando estamos mojados sentimos frío, porque el agua está utilizando la energía que desprende nuestro cuerpo en calentarse.

4. Duerme a ras de suelo

El aire caliente tiende a subir puesto que es menos denso que el frío. Siempre encontrarás alivio en las zonas bajas, ya sea bajando al sótano del edificio o echando el colchón al suelo.

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