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SEGÚN UN ESTUDIO DEL Instituto Tecnológico de California

Somos capaces de distinguir a un político corrupto de uno honrado solo por la foto

Los participantes en un estudio supieron reconocer a los políticos deshonestos sin saber absolutamente nada sobre ellos, solo por las fotos, y en el 70% de las ocasiones, según una investigación del Instituto Tecnológico de California.

Reconocimiento facial

Reconocimiento facial Agencias

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No son pocos los que creen que es fácil distinguir a un político honrado de uno corrupto solo con mirarles la cara. Y lo cierto es que esto, que de buenas a primeras podría parecer solo un farol, tiene al menos una parte de verdad.

Un estudio de investigadores del Instituto Tecnológico de California (Caltech) acaba de revelar que las personas aciertan en un 70% de los casos al juzgar la tendencia a delinquir de los políticos con solo verlos en fotos.

Sin ningún conocimiento previo sobre ellos o sus carreras, los grupos de voluntarios que tomaron parte en el experimento fueron capaces de identificar a los corruptos por su aspecto en la amplia mayoría de los casos.

Intrigados, los autores quisieron conocer también qué rasgos de los rostros de estos representantes, todos ellos electos para cargos a nivel estatal o federal en los Estados Unidos, habían hecho saltar las alarmas en las mentes de los participantes.

Según sus conclusiones, la característica realmente delatora es la relación entre el alto y el ancho de la cara. Los políticos que tienen rostros más anchos son aquellos que se identifican con más frecuencia como deshonestos, hasta el punto que la misma imagen retocada para que parezca más estrecha hace que los voluntarios dejen de catalogar a los sujetos como potencialmente corruptos.

Y no es la primera vez que un estudio da lugar a conclusiones parecidas: en el pasado, se ha visto que tendemos a relacionar las caras anchas en los hombres con comportamientos agresivos. Nos resultan, al parecer, más amenazantes.

Lógicamente, los investigadores no afirman que exista una directa relación entre el ancho de la cara y la tendencia de un político a delinquir. De hecho, advierten que podría haber otras explicaciones de que el porcentaje de acierto sea tan alto.

Por ejemplo, podría ser que los políticos con pinta de corruptos, precisamente por su aspecto, reciban más ofertas ilícitas tentadoras. O que los jurados tengan más tendencia a condenarlos a causa de su aspecto.

“Si un jurado tiene que decidir si un político es o no culpable, tener cara de corrupto puede crear una impresión negativa”, apunta Chujun Lin, uno de los autores del estudio, quien también señala que los políticos supuestamente ‘limpios’ de su estudio no tendrían por qué serlo en realidad.

“Quizá simplemente no les han pillado”, sentencia. Y seguramente el tener cara de no haber roto un plato (o sea, estrecha) haya jugado a su favor.

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