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Esa manía te puede acabar haciendo daño

¿Es sano crujirte la espalda?

Los médicos recomiendan que no lo hagamos a diario, ya que romperíamos tendones o ligamentos. También, que cuidemos qué personas nos aplican presión sobre la espalda o el cuello. Una serie de estiramientos suaves tras la ducha pueden tener un efecto muy beneficioso.

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Desperezarse significa extender los brazos cuan largos somos y sentir pequeños crujidos en nuestras articulaciones. También, mover de un lado a otro la espalda y sentir cómo cruje igual que unas patatas fritas de bolsa. Un gesto que relaja y que parece destensar la espalda, pero que a la larga puede traer problemas.

“Chascar la espalda a diario puede provocar que el cartílago se deteriore, lo que lleve a dolor o posibles roturas de tendones y ligamentos”, ha explicado el cirujano ortopédico Armin Tehrany.

El dolor e inconvenientes a largo plazo también se pueden dar en otras partes del cuerpo que hagamos crujir, como el cuello. Así, el continuo chasquido en él puede hacer que los ligamentos de su alrededor se estiren y se queden así para siempre. Eso llevaría a mayores posibilidades de desarrollar artrosis.

Los mismos riesgos se corren si, cuando nos duele la espalda, acudimos a un quiropráctico, fisioterapeuta o médico sin licencia para que nos toquetee.

En estos casos, podemos perder movilidad con el paso del tiempo o incluso rompernos la espalda. La razón es que, a diferencia que cuando nosotros nos hacemos crujir nuestra propia espalda, ellos no saben o tienen más difícil saber cuál es nuestro umbral de dolor. Por otra parte, una mala manipulación llevaría también a una columna vertebral torcida o poco sólida.

Cuando nos hacemos crujir las articulaciones, hay una especie de cápsulas alrededor de estas que se rompen y que contienen un líquido que, al haberse roto, hace menos presión sobre la articulación.

Cuando el líquido se convierte en gas, hace el sonido al que estamos acostumbrados. El chasquido libera endorfinas en las articulaciones, lo que nos provoca placer. Pero ya hemos visto que lo mejor es hacerlo muy de cuando en cuando.

Para destensar nuestra espalda y que sufra lo menos posible, Tehrany sugiere estiramientos suaves después de una ducha caliente: “Una vez que salgas y te seques, inclínate lentamente hacia delante”, y permanece así de 15 a 30 segundos.

Si notas tensión en la parte superior de la espalda, acuéstate sobre un rodillo de espuma colocado en los hombros y perpendicular al cuerpo, con la planta de los pies sobre el suelo, las rodillas dobladas 90 grados. Levanta el trasero y coloca los brazos como si estuvieras abrazando a alguien. Y así, sube y baja lentamente durante cinco minutos.

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