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SU EXPLOSIÓN FUE MIL VECES MAYOR QUE LA DE HIROSHIMA

Regreso al cráter de la mayor bomba nuclear lanzada por EEUU

Si crees que esta imagen retrata un lugar paradisiaco te equivocas. Hace ahora 60 años, EEUU detonó en este atolón del Pacífico la bomba nuclear Bravo. Se esperaba que la detonación rondase una intensidad entre cuatro y seis megatones. Fue mucho peor.

La zona ha sufrido daños medioambientales “casi irreversibles”

La zona ha sufrido daños medioambientales “casi irreversibles” CienciaXplora

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Alguien debió hacer mal los cálculos porque aquel 1 de marzo de 1954 la explosión alcanzó los 15 megatones, 1.000 veces más que la bomba que arrasó Hiroshima en agosto de 1945. Esperaban mucho menos. Aquella fue la detonación atómica en superficie más potente de la historia de EEUU, que se apresuró a evacuar a la población de los atolones cercanos y que podían sufrir intensas intoxicaciones por radiación.

Sesenta años después de aquella tragedia, la NASA ha difundido una imagen del atolón Bikini captada por satélite, el lugar donde estalló la Bravo. Allí todavía puede verse el cráter de dos kilómetros de ancho y 80 de profundidad que dejó la bomba. Este atolón de las Islas Marshall fue uno de los utilizados por el país para sus pruebas nucleares durante la Guerra Fría hasta que se firmó el tratado internacional para prohibir estas pruebas, en 1963.

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Alrededor de ese aparentemente paradisiaco atolón hay aún otros cráteres invisibles. El día del desastre, los marineros del buque atunero japonés Lucky Dragon 5 recibieron una ducha de coral, tierra y escombros radiactivos que habían sido arrastrados por el hongo atómico y esparcidos a más de 100 kilometros de distancia. Uno de ellos murió a los siete meses tras recibir intensas dosis de radiación. Los mismo les sucedió a varios habitantes de otras islas del entorno, como Rongelap, donde varias personas murieron de intensa radiación. Esta y otras islas fueron evacuadas poco después de la detonación.

En 2004, el Instituto Nacional de Cáncer de EEUU publicó un informe detallado sobre el impacto en la salud de los habitantes. Calculaba que habría entre ellos unos 500 casos más de cáncer debido a la radiactividad de la bomba, un incremento del 9%.

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EEUU aportó cientos de millones de dólares en fondos de compensación para las víctimas de la explosión atómica en Bikini. Pero esto no evitó que los habitantes de las islas Marshall acudieran a los tribunales para pedir mayores compensaciones que, finalmente, fueron descartadas tras una sentencia del Tribunal Supremo de EEUU.

En 2012, un informe de la ONU señaló que la zona ha sufrido daños medioambientales “casi irreversibles” y sigue siendo escenario de un “desplazamiento forzoso indefinido” para muchos de los habitantes.

Durante la ceremonia celebrada hace unas semanas en la capital de las Islas Marshall, Majuro, para celebrar el 60 aniversario, el embajador de EEUU resaltó que su país sigue aportando ayuda médica y medioambiental en la zona. Mientras, el presidente de las Marshall denunció que los fondos aportados por Washington no bastan para zanjar aquel terrorífico capítulo de la historia.

En la ceremonia también participó un octogenario japonés llamado Matashichi Oishi, que era uno de los 23 marineros del pesquero Lucky Dragon 5 que aquel 1 de marzo de 1954 faenaba sin saber lo que sucedía en Bikini. “Recuerdo un destello brillante al oeste, el terrorífico sonido que siguió y un cielo extraordinario que se tiñó de rojo hasta donde me alcanzaba la vista”, dijo.

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