Es incontrolable. Cuando uno de nuestros párpados comienza a temblar como si tuviera vida propia, no hay forma de hacerlo parar. Afortunadamente, el movimiento muscular involuntario que provoca este tipo de incómodas vibraciones no suele durar más de unos minutos y desaparece por mucho tiempo antes de volver a manifestarse.

Lo que ocurre es que las fibras musculares que permiten que podamos abrir y cerrar los párpados se contraen y expanden siguiendo un patrón irregular. Aunque se trata de una experiencia poco agradable, en general, no está relacionada con ningún problema de salud grave.

Este tipo de temblores de los párpados, también conocidos como mioquimia, se han asociado a factores como estar fatigado, “tener falta de sueño, mirar fijamente las pantallas, tener los ojos secos, tomar mucha cafeína, la deshidratación o el estrés”, explica la oftalmóloga Shameema Sikder, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Causas desconocidas

Lo cierto es que no se conoce la causa exacta de estas contracciones irregulares de los párpados, aunque sí se sabe que el músculo que sufre los espasmos suele ser el orbicular de los ojos. Se trata de un músculo con forma de anillo, ancho y aplanado, que rodea el ojo y que se inserta en los huesos de la mandíbula y en la parte profunda de la piel.

Relacionado con el nervio facial y activado durante la sonrisa, este músculo es el que nos permite cerrar y abrir el ojo. Pero una activación involuntaria de las células nerviosas que lo controlan puede dar lugar a incómodas contracciones irregulares.

Sección de la cara donde puede verse el músculo orbicular del ojo
Sección de la cara donde puede verse el músculo orbicular del ojo | Henry Vandyke I Wikimedia

En ocasiones, los temblores pueden ser apreciables para otras personas y, en casos extremos, pueden prolongarse durante largos periodos de tiempo. En estas situaciones, es posible recurrir a inyecciones de la toxina botulínica, pues esta interrumpe la comunicación entre los nervios y los músculos.

La oftalmóloga Rudrani Banik, de la Universidad de Medicina del Hospital Monte Sinaí (Nueva York), estudió los casos de al menos 15 pacientes que experimentaron vibraciones del párpado durante años, una condición conocida como mioquimia orbicular crónica.

Si bien ninguno de los afectados presentaba ningún problema neurológico, es conveniente observar el fenómeno y acudir a un especialista dependiendo de la frecuencia, duración y patrón de los espasmos musculares. Pueden ser un signo de alguna anomalía en los nervios o en el cerebro si existe movimiento de otros músculos de la cara, si hay dolor o si duran varias semanas.

Para conseguir que desaparezcan, lo mejor es evitar esas situaciones antes mencionados que se cree pueden estar detrás de los temblores. En otras palabras: conviene dormir lo suficiente, limitar el consumo de cafeína, mantener el estrés bajo control y descansar cada 20 minutos los ojos si pasamos muchas horas frente a la pantalla de un móvil o un ordenador.

Si aún así notamos que alguno de nuestros párpados vibra involuntariamente, podemos recurrir a remedios caseros como aplicar un paño caliente o frío. Sin embargo, no siempre funcionan. Así que solo queda armarnos de paciencia y esperar a que el movimiento desaparezca solo.