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DERIVA EN PROBLEMAS DE DESARROLLO DE LOS NIÑOS

Los padres siguen sacando a pasear la zapatilla para castigar a sus hijos (y es horrible)

Los pediatras estadounidenses han alertado sobre esta práctica, que todavía aprueban muchos padres compatriotas. Según los médicos, puede derivar en problemas de ansiedad y menor autoestima.

Un niño pequeño al que pegan puede tener problemas de mayor.

Un niño pequeño al que pegan puede tener problemas de mayor. Pixabay

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Eso de azotar a los más pequeños cada vez está más anticuado. Sin embargo, todavía se ve. Además de lo incómodo de la situación y de lo que escandaliza en pleno siglo XXI, hacerlo no es sinónimo de nada bueno para la estabilidad del menor.

Según explica George Holden, profesor de Psicología en la Universidad Metodista del Sur (Texas), de acuerdo a algunas estimaciones el 80 % de los niños estadounidenses que llegan al quinto grado (10-11 años) “han sido azotados”. La propia Asociación Estadounidense de Pediatras ha advertido que sacar la zapatilla o dar un cachete “daña a los niños”, que no mejora su comportamiento y lo que es peor aún: que puede que en el futuro sean más agresivos. De acuerdo a investigaciones que reseñan estos médicos, pegar a los pequeños deriva en ansiedad, menor autoestima y disminución de las capacidades cognitivas.

La advertencia de la asociación de pediatras no es nueva: llevan haciéndolo desde 1998. Desde hace 20 años explican a sus asociados que deben recomendar a los padres medidas menos radicales para educar a los hijos. Según datos de Holden, los menores a los que más pegan son los que tienen entre 2 y 5 años. En el caso de Estados Unidos, se da más entre los practicantes de religiones fundamentalistas y personas con menos nivel de educación.

Por fortuna, como decíamos al comienzo, cada vez menos gente aprueba los azotes y similares. Sin embargo, la cifra todavía es muy alta. En la actualidad, siete de cada diez adultos estadounidenses piensan que un azote es bueno para la disciplina del menor. A mediados de los 80 lo pensaban un 82 %. A la vez, ha aumentado el porcentaje de personas que se escandalizan y no lo comparten, pero todavía es pequeño: un 16 % hace 30 años y un 29 % en la actualidad.

De acuerdo a Holden, la reducción se debe a la evolución de la sociedad y a las propias recomendaciones de los pediatras. Y además, según los pediatras, muchos se avergüenzan de lo que pegaron en el pasado.

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