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UN NUEVO ESTUDIO

Un nuevo estudio desvela el misterio del síndrome del corazón roto

El nacimiento de un hijo, la traición de un amigo o la ruptura sentimental inesperada con el amor de tu vida... Hay situaciones, desgraciadas o alegres, que pueden llegar a partirte literalmente el corazón. Se trata del síndrome del corazón roto y se caracteriza por un debilitamiento repentino de los músculos cardíacos.

Corazón

Corazón Pexels

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La consecuencia visible es que el ventrículo izquierdo del corazón se infla en un extremo, mientras en el otro se mantiene estrecho, adquiriendo una forma que se asemeja a un pulpo japonés. Por eso también se le conoce como cardiomiopatía de Takotsubo.

De cada diez afectados, 9 son mujeres. Los síntomas son dolor de pecho, mareo, dificultades para respirar y, en ocasiones, ataques cardíacos que pueden acabar con su vida.

La problemática se puede agravar en caso de luto, ya que según un artículo publicado hace unos años en la revista Circulation: Jornal of the American Heart Association, el riesgo de sufrir un ataque al corazón se multiplica por veinte veces el día que fallece la persona a la que amamos.

Hasta hace pocos días, la causa del síndrome del corazón roto era un misterio. Pero un equipo multidisciplinar de cardiólogos y neurocientíficos suizos cree haber resuelto al fin el enigma.

Explorando nuestro órgano pensante han identificado que en los pacientes con el síndrome de Takotsubo existen problemas de comunicación entre ciertas regiones cerebrales. Concretamente entre áreas de la sesera relacionadas con el control de las emociones y estructuras cerebrales involucradas en el latido cardíaco, la respiración y la digestión, que suceden ajenas a nuestro control consciente.

Los investigadores barajan la posibilidad de que el estrés físico y emocional en situaciones extremas sobreestimulen el sistema nervioso autónomo hasta el punto de causar esta desconexión cerebral fatal.

"La única limitación del estudio es que comparando con personas sanas detectamos esa caída de la comunicación, pero no tenemos escáneres del cerebro de los pacientes antes de desarrollar el síndrome del corazón roto para saber cómo funcionaba su mollera antes", explica Christian Templin, coautor del trabajo. De lo que no les cabe duda es de que hablamos de un síndrome consecuencia de la inadecuada interacción entre el cerebro y el corazón.

Templin habla con propiedad del asunto. Lleva años estudiando esta enfermedad, y fue él quien en 2011 puso en marcha el primer registro Internacional de Takotsubo, que le permitió recabar datos de 1750 pacientes de nueve países. esto le permitió descubrir que en el 4% de las víctimas del síndrome del corazón roto los problemas se desencadenaban por situaciones felices, como una fiesta de cumpleaños sorpresa, una boda o el triunfo de tu equipo de rugby favorito. En definitiva, que no solo las desgracias nos parten el corazón en dos.

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