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ESCALOFRIANTE (DE VERDAD)

Cuando nos asustamos se nos hiela la sangre casi literalmente

Según un estudio, el factor de coagulación de la sangre aumenta tras ver una película de terror, lo que podría interpretarse como una ventaja evolutiva ya que sería la forma en la que el cuerpo se prepara para una posible pérdida de sangre. Este descubrimiento hace que la expresión "helar la sangre" se vuelva casi literal.

Terror

Terror BMJ

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Casi todo el mundo ha visto alguna vez una película de terror, o ha sentido un escalofrío al observar una escena aterradora. La expresión "helar la sangre" que hace referencia a esta situación podría expresar bastante bien lo que le sucede en nuestro cuerpo cuando nos asustamos, según un reciente estudio.

Así, esta investigación llevada a cabo por un equipo de científicos holandeses revela que las películas de terror incrementan la producción del factor de coagulación VIII, una proteína necesaria para que precisamente se produzca la correcta coagulación de la sangre.

Investigaciones anteriores revelaban que se puede producir un incremento en este tipo de proteínas tras experimentar emociones fuertes, e incluso algunos estudios señalan que los pacientes con ansiedad crónica tienen niveles más elevados de estos factores de coagulación. De esta forma representaría una ventaja evolutiva importante, ya que sería la forma en la que el cuerpo se prepara para una posible situación de peligro en la que se puede producir pérdida de sangre.

Este trabajo actual de un grupo de investigadores holandeses buscaba comprobar si era cierto que una sensación de miedo intenso podía afectar a la sangre. Para ello realizaron un sencillo experimento con 24 voluntarios sanos de 30 años o menos: catorce de ellos vieron una película de terror y después vieron una educativa, mientras que los otros 10 vieron las películas en orden inverso. Entre el visionado de ambas películas pasó más de una semana de diferencia y ambas se vieron en el mismo momento del día, en un ambiente cómodo y relajado.

Los científicos tomaron muestras de sangre 15 minutos antes y después de cada película y se analizaron los factores de coagulación. Después de cada emisión los participantes también clasificaron el grado de miedo que experimentaron utilizando una escala que iba desde 0 (sin miedo) a 10 (peor temor imaginable). De forma que la película de terror se percibió como más aterradora que la película educativa, con una diferencia media de 5,4 puntos en la escala del miedo. Los resultados mostraron que las diferencias observadas en los niveles del factor de coagulación VIII fueron mayores para la película de miedo que para la otra.

Según el estudio, que ha sido publicado en la revista británica de medicina, los niveles se incrementaron en 12 participantes durante la película de terror, pero sólo en 3 durante la película educativa y se redujeron en 18 participantes durante la película educativa, pero sólo en 9 durante la película de terror.

Sin embargo, los investigadores no encontraron ningún efecto en los niveles de otras proteínas de coagulación, lo que sugiere que, a pesar de que el miedo agudo puede provocar que la sangre se cuaje ligeramente, no provoca la formación de coágulos.

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