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ADIÓS, PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Conoce el síndrome de la falsa esperanza (que explica por qué dejarás de ir al gimnasio la semana que viene)

Una combinación de metas poco realistas con una falta de comprensión del propio comportamiento provoca que casi nunca cumplamos los propósitos de año nuevo. Según algunos estudios, más del 90% de las personas que se proponen un cambio fracasan en su intento.

Falsas esperanzas

Falsas esperanzas Pixabay

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Cada mes de enero miles de personas afrontan el nuevo año con algún propósito de cambio, como perder peso, dejar de fumar, comer más sano o ir más al gimnasio. Sin embargo, la gran mayoría de esas personas terminarán fracasando en el intento.

A finales del siglo pasado, la investigadora Janet Polivy bautizó este fenómeno como 'síndrome de la falsa esperanza' y determinó que se da por una combinación de metas poco realistas con una falta de comprensión del propio comportamiento.

El resultado negativo de muchos de estos esfuerzos por realizar cambios en su comportamiento diario hace que sea difícil de entender por qué tantas personas insisten una y otra vez en ellos.

Según los datos de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Scranton publicado en 'Journal of Clinical Psychology', sólo el 8% de las personas que se proponen algún cambio a principio de año acaba teniendo éxito.e Por cierto, el principal propósito suele ser perder peso.

Entonces ¿por qué insistir a pesar de repetidos fracasos? Una de las conclusiones de la doctora Polivy es que normalmente somos poco realistas a la hora de plantear nuestros objetivos, ya que solemos pensar que son fáciles de lograr en un período irrazonablemente corto de tiempo. Es decir, no valoramos lo suficiente el esfuerzo que hay que hacer para conseguir nuestro propósito.

Por otro lado, embarcarse en un proceso de cambio a menudo induce una sensación de control sobre nuestra propia vida, lo que nos envuelve de un sentimiento de optimismo que reemplaza las lecciones de experiencias previas. Por último, las personas tienden a exagerar los efectos del cambio, como que al perder peso conseguiremos pareja o seremos capaces de correr una maratón.

También hay que tener en cuenta que algunos malos hábitos, como fumar o comer en exceso, a menudo son el resultado de problemas emocionales subyacentes que necesitan ser tratados, con lo que abordar el cambio se convierte en algo mucho más difícil.

Polivy destaca que esta realidad no supone que debamos dejar de intentar cambios, ya que muchos de ellos son factibles. El problema está en que hay que aprender a distinguir entre objetivos realistas y no realistas y, particularmente, saber reconocer el exceso de confianza, ya que éste engendra falsas esperanzas, lo que genera expectativas exageradas de éxito.

Aquellos que estén a punto de emprender un propósito de año nuevo deben esforzarse en hacer una evaluación realista, tanto de la tarea que pretenden realizar como de los beneficios que se obtendrán si se termina con éxito. De hecho, algunos experimentos realizados por Polivy han demostrado que cuando la esperanza de éxito es real, porque los objetivos son asequibles, existen más posibilidades de cambio.

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