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LA PSICOLOGÍA TIENE LA CLAVE

Ciencia contra la ley de Murphy

Agoreros del mundo, tranquilos: la ley de Murphy no tiene base científica. Te explicamos por qué

El trébol de la buena suerte

El trébol de la buena suerte Michelle Tribe en Flickr cc

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Cuando las cosas no salen como uno esperaba siempre hay alguien que dice “Eso es la ley de Murphy”, porque según esta ley si algo puede ir mal así será. Sin embargo, es fácil recuperar el optimismo teniendo en cuenta que esta mal llamada “ley” no es el resultado de ningún estudio científico.

Todo viene de un día de 1949 en el que el ayudante de Edward Aloysius Murphy, que era ingeniero aerospacial, conectó todos los electrodos de un sistema de seguridad al revés.

Desde entonces, Murphy sale a relucir -por ejemplo- cada vez que llueve, porque siempre hay alguien que lavó el coche o limpió los cristales de las ventanas el día anterior y que olvida que esto sólo le ocurre una o dos veces al año frente a los otros 363 días en los que no es así.

La psicología nos ofrece una explicación para este comportamiento, llamado “sesgo de negatividad”, por el que le damos más importancia a las experiencias negativas que a las positivas. Este fenómeno se explica con la teoría de la evolución, puesto que hay que estar especialmente atento a los peligros, que nos hacen sentir mal, para sobrevivir.

Las matemáticas nos lo aclaran un poco más: para cualquier cosa que hagamos en la vida sólo hay un resultado que consideramos ideal y perfecto, sin embargo, el número de resultados que pueden salir de otra manera es altísimo. La vida perfecta es simplemente estadísticamente poco probable.

Con física se puede estudiar porqué las tostadas suelen caen por el lado de la mermelada, por poner otro supuesto de la citada ley. Las caídas son siempre muy parecidas, la altura de las mesas es bastante estándar y las tostadas suelen deslizarse en horizontal fuera de la mesa. Finalmente la densidad de la mermelada es mayor que la del pan tostado, por lo que nuestro desayuno suele dar media vuelta antes de aterrizar. Tan sencillo como eso

Y también la lógica nos dice porqué las llaves siempre están en el último sitio donde las buscas. Simplemente porque cuando las encuentras, dejas de buscar.

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