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TU SESERA TIENE MUCHO QUE DECIR

Tu cerebro controla los michelines

Que luzcas un cuerpo esbelto o una barriga cervecera no solo depende de cuánto deporte practicas o cuántas calorías ingieres. Tu sesera también tiene mucho que decir sobre la grasa que acumulas, según han sacado a relucir varios estudios científicos recientes.

Hombres con barriga

Hombres con barriga Agencias

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Toma nota de este nombre: neurotrofinas. Hasta ahora se sabía que son moléculas implicadas en el crecimiento y supervivencia de las neuronas, esenciales para la salud de las células del cerebro. Pero estas moléculas se tenían muy callada su relación con la obesidad.

Se trata de una relación tan directa que las células grasas -adipocitos- cuentan con un receptor para las neurotrofinas que, cuanto más abundante es, más acumulación de sebo provoca. Por el contrario, cuando se reduce el número de estos receptores en ratones los roedores no engordan ni siquiera atiborrándose de grasas a diario. Encontrar un fármaco que consiguiera este mismo efecto sería, sin duda, una panacea contra la obesidad.

A esto hay que sumarle que investigadores australianos de la Universidad de Monash demostraron hace poco que las neuronas que controlan el peso responden a dos hormonas: la leptina y la insulina.

La leptina, supresora del apetito y generada por las células de grasa, informa de las reservas que hay en un momento dato -cuanta más grasa, más leptina-, mientras que la insulina ofrece una previsión de cuánto van a crecer o menguar las reservas en base a la glucosa circulante.

En base a esta doble información, el cerebro decide si hay que seguir acumulando grasa, en forma de grasa blanca o "grasa mala", o más bien empezar a quemarla, transformándola en grasa marrón o "grasa buena". Unas enzimas llamadas fosfatasas se encargan de regular este proceso, y podrían ser una diana idónea para nuevos fármacos para combatir el sobrepeso.

Otro detalle a tener en cuenta es que esa "pequeña voz interior" que te dice cuándo comer y cuándo parar no es tan insignificante como crees. Está formada por 10.000 neuronas especializadas situadas en las profundidades del cerebro -en la región POMC, que a su vez forma parte de una estructura conocida como hipotálamo, responsable de otras necesidades básicas como la sed, el sueño y la conducta sexual-.

En el interior de estas células nerviosas, científicos de la Universidad de Michigan han encontrado pequeños fragmentos de ADN -el gen Pomc y dos potenciadores- que explican de qué manera el cerebro regula el apetito y el peso corporal.

"Son pocas neuronas para una tarea tan grande", asegura Malcom Low, coautor de la investigación. Su trabajo demuestra que la saciedad y la voracidad dependen, en gran medida, de estos interruptores genéticos. Cuando no funcionan apropiadamente, no sólo pueden volvernos un poco más rechonchos, sino que pueden conducir a casos de obesidad extrema.

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