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UN EJEMPLO INSPIRADOR DE RETROFUTURISMO

Así se pensaba hace más de un siglo que sería hoy en día la transmisión digital de cultura

El retrofuturismo es un conjunto de expresiones artísticas que entusiasmaron con un futuro utópico en el que la tecnología resolvía todos los problemas de la humanidad y, además, permitía un mundo mejor en todos los aspectos. Pero anclados en un tiempo y un contexto pretéritos, sus visiones a menudo mezclaban una estética clásica con un futuro ingenuo. Las cincuenta imágenes retrofuturistas de Jean-Marc Coté son un ejemplo perfecto de ello, donde incluso se propone un sistema de transmisión digital que en realidad es analógico.

Retrofuturismo

RetrofuturismoAgencias

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La ciencia ficción no es un género que hable de prospectiva, es decir, de cómo serán las cosas. Lo que hace la ciencia ficción es abordar el "qué pasaría sí...", es decir, plantea problemas actuales en un ambiente futurista científicamente plausible para que podamos analizarlos con mayor perspectiva.

Ese es el motivo por el que sólo empezaron a escribirse novelas de ciencia ficción donde aparecía algo similar a internet cuando se desarrolló internet o estaba a punto desarrollarse. Antes de ello, nadie imaginó internet tal y como acabó siendo, y mucho menos qué efectos sociológicos causaría.

Así pues, la ciencia ficción tiene un escaso poder a la hora de predecir el futuro, y si acierta lo hace por mera casualidad. Sin embargo, en ocasiones los aciertos casuales son inquietantes. Como son algunos que aparecen en las siguientes imágenes.

Transmisión digital-analógica

Imaginemos un aula donde unos niños vestidos con calzones se sientan en sus pupitres de madera con las manos juntas mientras el profesor introduce libros en una trituradora a manivela. Al pulverizar los libros, se produciría un residuo de pura información, como los ceros y unos del código binario en forma de confeti, que posteriormente se transmitiría por cables en la pared y por el techo hasta los auriculares que cubren las orejas de los alumnos.

Ésta fue sólo una de las cincuenta imágenes que Armand Gervais encargó en el 1900 a un artista independiente llamado Jean-Marc Coté. Un mundo de maravillas tecnológicas que proyectaba la forma en que sospechaban que sería el futuro en el año 2000. Su nombre era 'En l'an 2000'.

Entre otras encontramos, tal y como explica James Gleick en su libro 'Viajar en el tiempo', "personas que cazan desde su minúsculo avión personal, pelean en dirigibles o juegan al croquet en el fondo del mar". Como se ve, la obsesión en el siglo XIX pasaba por volar, hecho que coincide con los mayores avances que se lograron en el campo de la aviación.

25 años perdidos

Sin embargo, la historia más curiosa que hay detrás de estas imágenes es que nunca pudieron ver la luz en su época (hasta transcurridos 25 años), y que fueron pasando de mano en mano hasta que llegaron al escritor de ciencia ficción ruso Isaac Asimov, que las acabaría convirtiendo en uno de sus libros dado el carácter casi profético de muchas de aquellas estampas. También constituía una forma de conocer los miedos y esperanzas de la sociedad del siglo XIX respecto a los avances tecnológicos.

El problema con estas imágenes empezó cuando la imprenta del sótano de la fábrica de Gervais sólo pudo lanzar unas cuantas series de estas láminas en el año 1899, justo antes de que Gervais falleciera. En los años '20 un anticuario de París adquirió un lote que se encontró en su inventario. En 1978, cincuenta años después, este anticuario las tenía expuestas en su tienda hasta que llamó la atención Christopher Hyde, un escritor canadiense que no tardó en hacerse con ellas.

Hyde, más tarde, se las mostraría a Isaac Asimov, el escritor de ciencia ficción más prolífico de la historia (que por aquella época ya llevaba 343 libros editados). Todas estas imágenes fueron vertidas finalmente por Asimov en su libro (el número 344) 'Días del futuro: una visión del siglo XIX sobre el año 2000' (1986).

El periplo de aquellas imágenes fue en efecto como una suerte de transmisión digital / analógica. Una transmisión vía imágenes, vía coleccionistas, vía escritores de ciencia ficción, vía letras de un libro. Vía este mismo artículo hecho de ceros y unos.

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