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NUEVO EFECTO NEUROLÓGICO

Abusar de la marihuana anula el mecanismo cerebral del placer

El consumo de marihuana no impude que el cerebro segregue dopamina, pero sí varía la reacción que tenemos a ella.

Una joven fuma marihuana

Una joven fuma marihuana antena3.com/ Archivo

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La marihuana es la droga ilegal más consumida del mundo. Cada vez son más los usos terapéuticos reconocidos para esta sustancia, pero también se ignoran muchos de sus efectos cerebrales a largo plazo. Ahora, un nuevo estudio apunta a que el abuso de la marihuana bloquea los procesos que gobiernan el placer y las sensaciones de recompensa en el cerebro.

Una de las preguntas sin responder sobre la marihuana y sus efectos neurológicos es su relación con la dopamina. Nuestro cerebro segrega esta hormona cuando experimentamos sensaciones agradables como el sexo o comer y también si se consumen ciertas sustancias como la cocaína o el alcohol. Pero los estudios que han intentado demostrar lo mismo con la marihuana no han encontrado resultados concluyentes, según el nuevo trabajo, publicado en PNAS.

De hecho, se ignora si el consumo de marihuana continuado y abusivo puede interferir en los procesos que hacen sentir placer o recompensa y ser responsables de los síntomas psicológicos negativos que sufren algunos consumidores habituales.

El trabajo ha analizado la actividad cerebral y las reacciones físicas y emocionales de 24 personas que abusan de la marihuana. En concreto, los seleccionados llevaban fumando una media de cinco porros al día todos los días de la semana durante los últimos 10 años. Los autores, liderados por investigadores del NIDA, el instituto nacional de EEUU que estudia problemas de la adicción a drogas, compararon los resultados con los de voluntarios que no fumaban marihuana.

Todos los voluntarios tomaron una sustancia que proporciona un subidón de dopamina en el cerebro. La sustancia en cuestión es el metilfenidato, que se usa como psicoestimulante para tratar la narcolepsia o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. El trabajo muestra que, tras consumir el la sustancia, todos los participantes segregaron niveles similares de dopamina, pero la reacción a la hormona fue muy diferente. Los no fumadores declararon sentirse inquietos, sus corazones empezaron a latir más rápido y también su presión sanguínea aumentó. Sin embargo, los fumadores habituales apenas reaccionaron y no mostraron cambios de conducta ni tampoco rasgos cardiovasculares ni cerebrales de reacción a la hormona del placer y la recompensa.

Los resultados observados difieren de lo que sucede en el cerebro cuando se abusa de otras sustancias como la cocaína o el alcohol y, según los autores, podrían explicar el mecanismo que subyace a la adicción a la marihuana. Esa inmunidad a la dopamina, dicen, podría explicar la mayor irritabilidad de los fumadores y su “comportamiento adictivo” que puede desencadenar depresión y ansiedad.

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