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ENTREVISTA | MARTA ALONSO, INVESTIGADORA

“El cáncer infantil es una enfermedad huérfana”

Un simple patógeno del catarro con modificaciones genéticas podría convertirse en la nueva arma contra cánceres muy agresivos. Esta bióloga navarra acaba de ganar una de las becas ‘Por las mujeres en la ciencia’ para seguir investigando.

Marta Alonso, investigadora

Marta Alonso, investigadora Materia

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Hace ya más de un siglo, un paciente que sufría leucemia cogió la gripe. El contagio no tendría nada de memorable si no fuera porque, para sorpresa de los médicos, su cáncer sanguíneo retrocedió misteriosamente. Aquella fue una de las primeras evidencias de que algunos patógenos pueden combatir el cáncer hasta hacerlo desaparecer en algunos casos. Desde entonces, investigadores de medio mundo han intentado usar virus modificados para combatir específicamente los tumores sin dañar a las células sanas, algo que podría mejorar el tratamiento en los casos en los que la quimioterapia y la radiación no funcionan. Estos tratamientos, aún experimentales y no exentos de problemas, también son muy prometedores para tratar los tumores en bebés, niños y adolescentes, un sector de población que hasta ahora ha permanecido huérfano de tratamientos específicos, según explica a Materia la bióloga Marta Alonso. En la actualidad, esta científica trabaja en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) en la Clínica Universidad de Navarra, donde se está probando en adultos un virus modificado para tratar tumores cerebrales, incluidos los de peor pronóstico. El objetivo de esta navarra de 38 años, que acaba de recibir una de las Becas L’Oreal-Unesco Por las mujeres en la ciencia, es pasar a hacer ensayos con bebés y niños con tumores cerebrales cuanto antes. La principal barrera, dice, es la financiación.

¿Cómo acabó investigando en este campo?

Hice mi postdoc en tumores cerebrales. Incluso en adultos tienen muy mal pronóstico, todos los pacientes mueren. Y mientras hacía el postdocen EEUU entré en contacto con el mundo de los tumores infantiles. Cada beca para investigadores estaba asociada a una familia a cuyo hijo le habían diagnosticado un tumor cerebral. Se trata de los tumores sólidos que más matan. Los más abundantes son las leucemias, pero muchos niños se recuperan, mientras en tumores cerebrales hay muy pocos que lo superen y los que lo hacen tienen serias secuelas de por vida. Hay poca incidencia pero es el tumor infantil sólido más abundante. Yo me localizo en gliomas de alto grado y los gliomas de tronco que son unos tumores que aparecen en el tronco cerebral y no tienen tratamiento a día de hoy, no se pueden operar y estos niños mueren a los nueve meses.

¿Hay muchas diferencias entre el cáncer en adultos y el infantil?

Hay diferencias y no las conocemos. Por ejemplo se está viendo que los fármacos para adultos no siempre funcionan en niños o a veces funcionan de forma diferente. Habría que destinar más recursos y facilitar la investigación en tumores en niños. Ahora mismo están empezando a salir artículos que nos están mostrando que los tumores infantiles son diferentes de los adultos a nivel genético. Sin embargo hasta ahora se han tratado igual, las cosas que iban funcionando en el adulto se iban poniendo en los niños. También estos tumores son diferentes en la manera en la que se tratan, los niños no responden igual y la problemática es diferente.

¿En qué está centrando su trabajo hoy por hoy?

Ahora mismo estamos realizando un ensayo clínico en adultos con gliomas recurrentes y se van a reclutar 31 pacientes. Es un estudio en el que combinamos un adenovirus oncolítico que está diseñado para replicarse solo en células tumorales. Usamos el virus del catarro, que es mucho más leve que la gripe, y se le hacen unas modificaciones muy pequeñas que hacen que solo mate a las células del tumor. Este ensayo es el primero que se hace en combinación con un fármaco. Yo también participé en el primero que se hizo, que fue en el Centro de Cáncer MD Anderson de Houston [EEUU]. Los resultados han sido muy prometedores. Ahora mismo hay un 10% de pacientes que están libres de tumor más tres años después. Es una cosa inusitada para este tipo de tumores y a mí me gustaría que esto pudiera llegar en un tiempo razonable a la población infantil porque se ha visto que no tiene los efectos secundarios que tiene, por ejemplo, la quimioterapia, se tolera muy bien y creo que merece la pena.

¿Este tipo de tratamiento se estudia desde hace décadas, por qué no se ha hecho realidad aún?

Hubo un momento en que la terapia génica tuvo un boom pero cuesta mucho llegar del laboratorio a la clínica. Hubo un chico que tuvo un tratamiento con terapia génica y falleció y esto originó un declive del campo. Ahora otra vez se está empezando a ir para arriba. El primer paper se publicó en 2003 y no ha llegado a la clínica hasta 10 años después. Y ha hecho falta claro buscar dinero, superar la parte regulatoria, estar seguros de que no es tóxico. La parte regulatoria es muy lenta y luego la cantidad de dinero que necesitas para hacer un ensayo clínico es muy importante.

¿El cáncer infantil es una enfermedad olvidada?

El cáncer infantil, en algunos casos, está considerado como enfermedad huérfana. En España, por ejemplo, hay unos 30 tumores difusos de tronco al año, pero en general, se registran unos 300 tumores de niños, por lo que tampoco es tan rara o poco común, a lo que se suma el hecho de que, al que le toca, es muy desgarrador.

¿Se sabe cuál es la causa de tumores en personas tan jóvenes?

Se piensa que es algo en el desarrollo embrionario. Algo que se tuerce, posiblemente aparecen células madre del cáncer. No se sabe en realidad qué tipo de célula los origina pero sí que está relacionada con el desarrollo.

¿Cuál es su principal obstáculo para comenzar ensayos en niños?

De momento es un problema de dinero. Un ensayo de fase 1 cuesta entre 600.000 y un millón de euros. Si conseguimos ese dinero se puede llevar a cabo porque ya tenemos los permisos de la Agencia Española del Medicamento.

¿Y no logran el dinero porque no es rentable para las farmacéuticas?

Más que eso hay otras razones. Por ejemplo antes había un programa del Plan Nacional de I+D que se dedicaba a ensayos clínicos y ahora lo han quitado. Es difícil ahora sacar un millón de euros. Pero tal vez para una farmacéutica sí mereciese la pena. Por ejemplo, si sumas los 300 tumores que hay en España con los que puede haber en EEUU. Este virus además podría valer para otros tipos de tumores. Ahora mismo no hay ningún medicamento que lo cure, todos los pacientes acaban muriendo. Si tú tienes una indicación en la que está funcionando en puedes hacer dinero.

¿Ha visto signos de mejora en cuanto a la financiación de la investigación?

No. Hay recortes de personal y una situación muy competitiva para conseguir proyectos y si lo haces también tienen recortes. Por ahora no hay signos de mejora, por lo menos hasta dentro de un par de años.

¿Cuándo cree que podría tratarse tumores cerebrales con un virus del catarro?

Yo creo que esto puede ser útil en otros tipos de tumores sólidos. Además están apareciendo datos que indican que la eficacia de los virus puede estar mediada por el sistema inmune. Es como un despertar del sistema inmune, que cuando tienes un tumor está muy debilitado. Al despertarse, es como si tu propio cuerpo respondiese contra el tumor, es lo ideal. El ideal sería que, si funciona, poderlo poner en primera línea de tratamiento. Pero queda mucho. Por lo menos cinco años antes de poderlo usar. A mí me gustaría empezar con un ensayo clínico en niños el próximo año consiguiendo el dinero de una manera u otra y poder abrir un ensayo en 2014 o 2015. De ahí a que llegue a la población pasarían tal vez más de cinco años. Es un proceso muy lento.

Ha recibido un premio dedicado a fomentar el trabajo de mujeres en la ciencia. ¿Cree que aún hay desigualdad entre hombres y mujeres en este campo?

Es muy duro. No nos miran igual. Casi no hay directoras de laboratorio, en mi centro son muy pocas mientras que chicos hay muchísimos. No se nos tiene en cuenta igual. Y luego lo que a mí me frena mucho es la familia. Yo tengo tres hijos y a mí la neurona primitiva me empuja a que si les pasa algo o se ponen malos no esté siempre a lo que tengo que estar. Tengo ambición profesional pero esa parte es cierto que frena mucho. Y a nivel institucional te lo tienes que currar mucho más y ser muy agresiva. Entre una mujer y un hombre con el mismo currículum, llega mucho antes el hombre que la mujer.

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