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UN ANIMAL ACORAZADO DORMÍA BAJO TERUEL

Un dinosaurio dedicado a una empresa del carbón

Hallados en una mina a cielo abierto de Teruel los restos de un dinosaurio acorazado que vivió en la región hace unos 110 millones de años. La Fundación Dinópolis ha desenterrado los huesos fósiles después de que una empresa minera quitase de encima 200 metros de carbón.

El anquilosauro de Ariño.

El anquilosauro de Ariño. Andrey Atuchin

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“Como bromeo con la empresa, ellos están trabajando para nosotros”, explica el paleontólogo Luis Alcalá delante de los restos más completos de un dinosaurio acorazado hallados en Europa. Y, en realidad, no es del todo una broma. Su equipo de la Fundación Dinópolis

El animal, herbívoro, era bajo, de apenas un metro de altura, y alargado, con cinco metros de longitud. Pesaría unas dos toneladas. “Vivía en una zona pantanosa, cenagosa, muy próxima al mar, surcada de cocodrilos y tortugas”, añade Alcalá. Los primeros restos aparecieron en 2010, cuando la Fundación Dinópolis firmó un acuerdo de colaboración con la empresa minera, el Grupo Samca. “El nombre de la especie va dedicado a la minería del carbón, dedicado a la empresa Samca”, ha declarado hoy el científico en una rueda de prensa en Teruel. El dinosaurio, dedicado a una compañía familiar aragonesa con 3.500 empleados y una facturación de 850 millones de euros anuales, ha sido bautizadoEuropelta carbonensis.

El más completo de Europa

El hallazgo, que hoy se publica en la revista científica PLoS ONE, es “el anquilosauro más completo hallado en Europa”. Los anquilosauros eran dinosaurios acorazados, con el cuerpo cubierto de placas dérmicas y patas robustas. “Se puede hacer el símil con un armadillo actual. Eran auténticos vehículos blindados”, señala Luis Mampel, también paleontólogo de Dinópolis y coautor del estudio.

El nuevo dinosaurio vivía en un ambiente costero de clima subtropical, cercano al mar de Tethys, padre del actual mar Mediterráneo. El carbón que hoy extrae el Grupo Samca está formado por toda la materia orgánica que trufaba entonces los pantanos de la región. En la mina, que alberga un yacimiento de unas 25 hectáreas, han aparecido desde 2010 unos 6.000 restos fósiles, incluyendo dos nuevas especies de cocodrilos del Cretácico Inferior y otro dinosaurio, bautizado Proa valdearinnoensis. Además, el hallazgo de excrementos fósiles, llamados coprolitos, está permitiendo estudiar la dieta de estos dinosaurios.

“Es un dinosaurio rarísimo en el registro español”, asegura Alcalá, cuyo equipo ha colaborado con científicos de Utah (EEUU), donde también se han hallado anquilosauros de esta época. El estudio comparativo de los restos de Ariño y de Utah permitirá desentrañar la diferente evolución de este grupo de dinosaurios hace más de 100 millones de años. “El Atlántico era mucho más corto y había islotes. Pudo haber puentes intercontinentales”, señala el paleontólogo Eduardo Espílez, también coautor del estudio.

Para Alcalá, director gerente de la Fundación Dinópolis, si hubo tantos herbívoros en aquella zona pantanosa, hubo también depredadores, mucho más escasos y difíciles de encontrar. “Allí tenía que haber un carnívoro gigantesco. El nuevo reto es encontrar ese gran carnívoro que pudo ser el depredador de estos dinosaurios”, confiesa.

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