TRADUCIRÁS LO QUE SIENTEN

Desarrollan una IA que reconoce las emociones de tu mascota

Por ahora funciona con gatos y perros, pero ya se está alimentando con información de otro tipo de animales.

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Parece una rueda muy pequeña, pues cada vez que nos giramos vemos algo nuevo sobre inteligencia artificial. Al menos así sucede en los últimos meses. Desde IA capaces de analizar radiografías, tumores, identificar rostros a partir de un perfil borroso o alertar sobre peligros ambientales. Pero hasta ahora poco se había usado en el campo de las mascotas. Específicamente entre perros y gatos.

Sin entrar en la disyuntiva de "¿qué prefieres, perros o gatos?", estos últimos son francamente más independientes y al mismo tiempo difíciles de leer. Cualquiera que conviva con un gato lo sabe. De hecho, en un estudioen el que participaron más de 6.000 voluntarios, menos del 60 % pudo identificar con precisión el estado de ánimo de distintos felinos viendo vídeos breves... y la mayoría tenían un gato en casa.

Por razones evolutivas, los gatos ocultan los signos de dolor o angustia: al ser animales solitarios le huyen a las muestras de debilidad que pueden hacer que descienda puestos en la cadena alimentaria y pasar de depredador a presa. Como resultado, los gatos domésticos pueden sufrir dolor crónico sin que sus dueños lo sepan o sin que los lleven a recibir tratamiento.

En un estudio publicado en 'Nature', científicos del laboratorio Tech4Animals entrenaron con éxito una IA para identificar cuándo los gatos sienten dolor. ¿El resultado? Una precisión del 72 %. Para ello entrenaron a la IA con imágenes de 29 gatas de la raza británica de pelo corto, cuyas caras fueron fotografiadas antes y después de la esterilización.

Es decir mientras aún estaban bajo la influencia de los analgésicos y cuando su efecto ya había desaparecido. La IA pudo reconocer cuándo los gatos tenían dolor analizando puntos particulares de la cara, específicamente las ligeras contracciones musculares alrededor de los ojos, los bigotes y las orejas.

"Esto es en realidad universal para todas las especies. Cuando sentimos dolor, nuestros músculos se contraen, pero se ve diferente en cada animal – explica Anna Zamansky, líder del estudio, en un comunicado–. Con los gatos, los ojos se cierran un poco y las orejas y los bigotes bajan".

Aunque los humanos ya han entendido estas señales de dolor en los gatos, enseñar a la IA a detectar 50 puntos específicos en la cara es mucho más preciso y puede ayudar a los veterinarios y propietarios a identificar a los gatos que sienten dolor y cuyas contracciones musculares son aún más sutiles.

¿Qué ocurre con los perros? Pues el equipo de Zamansky también entrenó una IA, esta vez con labradores. En total utilizaron vídeos de 29 labradores, que fueron entrenados para esperar comida y juguetes después de cierto tiempo. Filmaron las caras de los labradores cuando recibieron la recompensa que esperaban y también cuando no la recibieron y se sintieron frustrados. Los resultados se publicaron en 'Nature'.

En este caso no se trataba de dolor sino de identificar los estados emocionales de los perros. La IA detectó que ciertos rasgos eran más comunes cuando los perros se sentían frustrados: lamerse la nariz, separar los labios, dejar caer la mandíbula y parpadear, pero el rasgo más común, al menos en esta raza, fue que levantan las orejas.

"Normalmente, podemos saber lo que siente un perro mirando su lenguaje corporal, pero si solo tienes acceso a las expresiones faciales, es más difícil, porque estos movimientos son muy, muy delicados – añade Zamansky –. En algunas razas, es prácticamente imposible de ver, como pugs o carlinos y bulldogs franceses, cuyas expresiones solo pueden determinarse por la forma en que se forman sus arrugas".

El laboratorio de Zamansky está participando en otros estudios en los que se utiliza la IA aplicada a las emociones y el bienestar de los animales. Uno de ellos recurre a la IA para analizar los registros de salud de tigres y leones en zoológicos sugerir cuándo sería adecuado que estos animales pasen un chequeo médico basándose en la edad, estado físico, época del año, rutinas…

Estos conocimientos se podrán aplicar a otros animales a medida que se obtenga más información. Y quizás algún día, finalmente, podremos saber en qué piensan los gatos cuando nos ven.

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