POR LAS SUSTANCIAS PFAS

Ciertos químicos influyen, durante el embarazo, en el índice de obesidad del bebé

Los riesgos de la exposición a "sustancias químicas para siempre" comienzan incluso antes del nacimiento, confirma un nuevo estudio.

Obesidad infantil

Obesidad infantiljcomp para Freepik

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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es la epidemia global del siglo XXI. Y cada vez afecta a más menores de edad. Tanto es así que el Foro Económico Mundial señala que en 2035 la obesidad infantil se podría duplicar. Uno de los obstáculos para tratar la obesidad es que hay un riesgo de que se pase de madres a hijas, pero ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Brown señala otro factor a tener en cuenta: los químicos durante el embarazo.

En un estudio publicado en 'Enviromental Health Perspectives', un equipo liderado por Yun Liu, concluye que la exposición a los conocidos como "químicos eternos" durante el embarazo se relaciona con un mayor riesgo de obesidad en los niños. Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés) o "químicos eternos" y la mayoría de ellos se utilizan en textiles repelentes al agua y al aceite, productos para el cuidado personal, espumas contra incendios, envases de alimentos, productos médicos y muchos otros productos para el hogar.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) son un grupo de "más de 4.700 agentes químicos sintéticos extraordinariamente persistentes en el medio ambiente y en nuestros cuerpos y de ahí su nombre. Su presencia en el cuerpo pueden provocar daños hepáticos, enfermedades de la glándula tiroidea, problemas de fertilidad, cáncer y, como hemos dicho, obesidad".

Si bien este vínculo específico con la obesidad se había sugerido en estudios anteriores, los datos no eran concluyentes. El estudio de la Universidad de Brown, sin embargo, despeja varias dudas. El equipo de Liu analizó los niveles de siete PFAS diferentes en muestras de sangre de madres durante el embarazo.

Luego calcularon el índice de masa corporal (IMC, una medida aproximada de la grasa corporal) de cada niño. Para ello se utilizó información obtenida a lo largo de dos décadas de 1.391 niños entre las edades de 2 y 5 años y sus madres. Los resultados mostraron que los niveles más altos de PFAS en la sangre de la madre durante el embarazo estaban relacionados con un IMC ligeramente más alto y no había diferencia en el riesgo de obesidad entre niños y niñas.

Niña con donuts
Niña con donuts | pvproductions para Freepik

"Los hallazgos se basaron en ocho grupos de investigación ubicados en diferentes partes de los EE. UU., así como con diferentes datos demográficos - explica Liu en un comunicado - . Esto hace que las conclusiones se puedan aplicar a una mayor población".

Este vínculo se pudo observar incluso si los niveles de exposición a PFAS eran bajos aclaran los autores. Y esto es importante porque si bien las exposiciones a estas sustancias han cambiado con el tiempo gracias a que muchos fabricantes han reducido su uso, sus efectos en la salud persisten, aún cuando la cantidad presente en el ambiente sea menor.

Joseph Braun, coautor del estudio y director del Centro para la Salud Ambiental Infantil en la Escuela de Salud Pública de Brown añade que "a pesar de esta reducción en la presencia de PFAS, las mujeres embarazadas hoy en día aún podrían estar en riesgo de sufrir daños por estas sustancias. Y con ellas sus hijos. Hay un interés continuo en comprender los efectos de la exposición a PFAS de bajo nivel en la salud infantil. Estudios como este pueden ayudar a los investigadores y legisladores a comprender mejor los riesgos de los PFAS para tomar medidas efectivas para proteger a las poblaciones más vulnerables".

¿Qué se puede hacer para reducir los riesgos? Debido a que se trata de sustancias que ya están en el ambiente y en nuestro cuerpo, las medidas que tomemos hoy reducirán los riesgos para las generaciones futuras. En el presente el mayor impacto se verá en la implementación de dietas saludables en todas las edades y allí es donde, según los expertos, pueden actuar los legisladores y organismos oficiales, facilitando el acceso a frutas y verduras de calidad

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