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UNA NEBULOSA PLANETARIA

Un esquimal nos vigila desde Géminis

Hay muchas nebulosas que, según la perspectiva con las que las vemos, nos ofrecen formas que nos recuerdan a objetos, animales, e incluso a continentes. Una de estas nebulosas se encuentra en la constelación de Géminis. La descubrió sir William Herschel, pero no fue hasta dos siglos más tarde cuando el Hubble le echó un vistazo y la bautizó como la nebulosa del esquimal.

Nebulosa del esquimal

Nebulosa del esquimal NASA/ESA/Andrew Fruchter (STScI)/ERO team (STScI + ST-ECF).

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Cuando imaginamos a un esquimal nuestros pensamientos nos suelen proporcionar la imagen de una persona con una enorme capucha cubriéndole prácticamente toda la cabeza dejando poco a la imaginación. Corpulento, ojos achinados, piel pálida... Son los rasgos con los que solemos asociar a estos grupos étnicos que habitan el norte de nuestro planeta.

Existe en el cielo una nebulosa planetaria con ese nombre, la nebulosa del Esquimal. Técnicamente es conocida como NGC 2392 y fue descubierta por sir William Herschel en 1787, pero él no le sacó ningún parecido con nadie de la tribu ni de los inuit ni de los yupik; ese nombre se le asignó dos siglos después cuando en 2000 el Hubble fijó su mirada en este objeto capturando una imagen que dio la vuelta al mundo.

En la imagen se aprecia como un borde que rodea la estructura principal de esta nebulosa planetaria, a modo de capucha, mientras que en el centro se podían apreciar los restos de lo que una vez fue una estrella del tamaño del Sol. Esta nebulosa, aunque nadie ha conseguido calcular su distancia con precisión, se estima que se encuentra a unos 3.000 años luz en dirección a la constelación de Géminis. Lo que sí se sabe es que la estrella que dio lugar a esta formacion desapareció hace unos 10.000 años.

En la imagen del Hubble se pueden encontrar interesantes detalles, como por ejemplo el origen de la estructura que forma la capucha del esquimal: se cree que se formó cuando la estrella todavía era una gigante roja vertiendo materiales de lo que era su ecuador estelar. Hoy, este material sigue desplazándose hacia el exterior a una velocidad de unos 115.000 Km/h. Al interactuar esta capucha con el viento estelar, unas 10 veces más veloz, forma esas estructuras alargadas que forman las "hebras" de la capucha.

En el interior puede verse la nebulosa planetaria propiamente dicha, con un aspecto deshilachado producto del desgarro de la estructura principal de la estrella al reducir su tamaño desde gigante a enana, dejando atrás sus capas más externas.

Con el Hubble no es complicado imaginarse al esquimal, pero si la observamos con un telescopio de andar por casa veremos la nebulosa, pero no al esquimal.

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