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SI TE MAREAS, NO SUBAS AHÍ ARRIBA

El día a día de un astronauta: chocolate y muchas vueltas

¿Quién no ha soñado de pequeño con ser astronauta? Para llegar a serlo hay que ser un coquito porque se requiere una dilatada formación académica, así como tener una forma física portentosa y una cabeza muy bien amueblada.

Astronauta

Karen Nyberg (Misión STS-124) mirando la Tierra desde la privilegiada atalaya que supone la ISS NASA

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Cuando nos muestran imágenes o vídeos de astronautas en la ISS (Estación Espacial Internacional, por sus siglas en inglés), casi siempre los vemos jugueteando, haciendo fotos y pasándolo en grande, pareciendo que están de vacaciones en el espacio. Pero la realidad queda muy lejos de todo eso.

Para empezar, el ser astronauta requiere mucha preparación, y no sólo académica. También precisan de grandes facultades tanto físicas como mentales. A la vista está que convivir con varias personas en un cilindro de poco más de dos metros de diámetro y no muchos metros de largo no debe de ser sencillo.

Comer... y descomer

Otro tema que resulta curioso para los ciudadanos de a pie como nosotros pero tormentoso para los que están allí arriba es la alimentación. Disfrutar de unas buenas lentejas o un buen chuletón tal y como lo conocemos aquí abajo se hace imposible en la ISS. Se tienen que conformar con comida deshidratada que simulan sus platos favoritos. Dentro de la oferta gastronómica, cada astronauta elige lo que más le gusta, o mejor dicho, lo que menos le disgusta, aunque de vez en cuando se ven auténticos "Chicotes" a bordo.

Aunque no todo es comida desidratada. Existen excepciones de alimentos que se pueden llevar tal cual a la ISS y el chocolate es uno de ellos. Comer chocolate allí arriba debe de ser para ellos como sentirse en casa, eso sí, a unos cientos de kilómetros por encima de nuestras cabezas.

Y por supuesto, los astronautas también hacen sus necesidades, algo que en ausencia de gravedad no es nada fácil. Para cumplir esta necesidad se desarrolló un inodoro succionante tanto para desechos líquidos como sólidos pero cada uno de ellos se almacena en sitios distintos. La succión del inodoro se aplica porque ante la ausencia de gravedad, si no se ejerce una fuerza sobre un fluido queda suspendido en el aire en forma de esfera, y si esa esfera interactúa con la electrónica de la estación puede causar graves daños.

El agua que beben los astronautas se lleva en depósitos desde la Tierra, pero también tienen un sistema de depuración de orina donde el 85% de ésta se transforma en un agua más pura de la que podemos tener en nuestros grifos.

Trabajar, hacer ejercicio y dormir

En cuanto al trabajo que realizan, su jornada laboral suele durar 12 horas y todo comienza con una llamada del centro de control para despertarlos. Tras un aseo con paños húmedos, desayunan. Después se repasan las tareas del día con el centro de control, quienes previamente han planificado las actividades. Después, realizan los experimentos y, si fuera necesario, conectan en directo con la Tierra para seguir las tareas junto con el equipo que planificó la investigación.

Además del desayuno, disponen de comida y cena, así como bebidas a lo largo de todo el día, y dos de sus horas las dedican a hacer ejercicio aderezados con gomas y muelles para simular la gravedad en cierta medida y no perder demasiado tono muscular. Dedican también tiempo a hacer las fotografías y vídeos, y como allí arriba tienen wifi, lo podemos ver al instante en las redes sociales de los astronautas.

Y por supuesto, duermen. Intentan dormir en unas condiciones curiosas ya que la ISS da una vuelta cada 90 minutos. Ver 16 amaneceres y 16 anocheres, si bien es espectacular, es algo incómodo para conciliar el sueño.

Todo el tiempo cayendo

Si hacemos cuentas, a 500 kilómetros de altura la gravedad de la Tierra tiene efecto sobre nosotros. Entonces... ¿por qué hay ingravidez? Es debido a que la fuerza de gravedad a la que está sometida la ISS se ve compensada con un vector velocidad donde la componente normal compensa el vector peso y la componente tangencial la hace girar, por lo que queda orbitando sin caer hacia nuestro planeta.

Dicho con otras palabras: los astronautas experimentan una sensación de caída libre constante. Esto provoca los mismos efectos que la falta de gravedad. Así que si no te gustan las cosquillas abdominales que se sienten al caer en picado en una montaña rusa, no subas ahí arriba.

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