¿FUNCIONA?

La aspirina, en dosis baja, como prevención para el cáncer

La clave de un reciente estudio, realizado en casi 10.000 voluntarios reside en determinar la dosis baja para cada persona.

Aspirina

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La relación de la aspirina con el cáncer es compleja, y hay evidencia que sugiere que puede reducir el riesgo de cáncer colorrectal (CCR) y potencialmente otros tipos de cáncer, posiblemente al inhibir el crecimiento y la propagación del tumor. Sin embargo, otros estudios indican que, en adultos mayores, el uso diario de aspirina en dosis bajas puede aumentar el riesgo de cáncer avanzado y mortalidad.

Los mecanismos que propiciarían estos beneficios incluyen sus propiedades antiinflamatorias, efectos sobre la regulación inmunitaria y la capacidad de reducir la metástasis mediada por plaquetas. Las plaquetas tienen una función determinante en el sistema inmunológico y se ha demostrado que su correcto funcionamiento puede impedir o al menos dificultar la metástasis de numerosos tumores. Aun así, debido a posibles efectos secundarios como el sangrado (la aspirina está implicada en los mecanismos correctos de coagulación), no se recomienda para la prevención general del cáncer sin consultar a un médico.

Uno de los estudios más exhaustivos vinculados a la relación entre cáncer y aspirina, fue realizado por expertos de Dinamarca que contaron con la participación de casi dos millones de voluntarios.

Gracias a los registros nacionales del país, se realizó un seguimiento de personas de 40 a 70 años, entre 1997 y 2018. Los autores evaluaron el uso de aspirina en dosis bajas (75-150 mg) según la continuidad, la duración y la cantidad acumulada. También se estudió el uso constante de aspirina en dosis altas (500 mg).

Los resultados mostraron que, de 1.909.531 personas, 422.778 fueron diagnosticadas con cáncer a lo largo de los casi 20 años de seguimiento. El uso de aspirina en dosis bajas no redujo el cociente de riesgo de cáncer en general, independientemente de la continuidad y la duración del uso. Sin embargo, el uso a largo plazo (entre 5 y 10 años) sí se asoció con reducciones de al menos un 10% en los cocientes de riesgo para varias localizaciones de cáncer: colon, recto, esófago, estómago, hígado, páncreas, intestino delgado, cabeza y cuello, tumores cerebrales, meningioma, melanoma, tiroides, linfoma no Hodgkin y leucemia.

La conclusión establecida por los autores es que, si bien el uso prolongado de aspirina en dosis bajas se asoció con una reducción leve a moderada del riesgo de varios tipos de cáncer, la reducción no implicaba al riesgo de cáncer en general. En pocas palabras: el papel de la aspirina en dosis bajas en la prevención del cáncer en adultos mayores no está claro.

Para intentar esclarecer esta relación, un equipo de científicos de la Universidad de Monash (Australia), liderados por Le Thi Phuong Thao, ha publicado un nuevo estudio en Jama Oncology con el objetivo de identificar los subgrupos de la población mayor que podrían beneficiarse más de las bajas dosis de aspirina para la prevención del cáncer.

El estudio analizó datos de voluntarios mayores de 70 años y comparó la actividad de 18 genes. A los participantes se les administró una dosis de 100 mg de aspirina al día (cinco veces menos de la dosis habitual) o placebo.

Los factores asociados con el beneficio de las bajas dosis de aspirina incluyeron edad avanzada, no fumar, mutaciones asociadas con las células sanguíneas (CHIP por sus siglas en inglés) superiores al 10%, antecedentes familiares de cáncer y un índice de masa corporal más bajo de lo normal.

Los resultados mostraron que, en estos casos, el tratamiento personalizado redujo el riesgo absoluto de cáncer a 5 años. La aspirina en dosis bajas se asoció con un menor riesgo de cáncer.

"Los hallazgos de este estudio – concluyen los autores - sugieren una heterogeneidad significativa en la eficacia de la aspirina en dosis bajas para la prevención del cáncer en adultos mayores, aunque se necesitan más estudios para comprender plenamente las implicaciones de estos hallazgos".

En síntesis: la aspirina, en dosis bajas, no evita o previene el cáncer, solo actúa de forma beneficiosa en determinadas personas y tipos de tumores, por lo que lo más aconsejable es consultar con el oncólogo.

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