DESCUBIERTO EN LA DÉCADA DE 1950

Así es el monstruo de Tully, una criatura de hace 300 millones de años que la ciencia no logra clasificar

Durante más de medio siglo, el monstruo de Tully (Tullimonstrum gregarium) ha confundido a los paleontólogos con su extraña anatomía que dificulta su clasificación. Se trata de un enigmático animal que vivió hace unos 300 millones de años y a simple vista parece un ser extraído de esos sobres que se vendían unas décadas atrás como Sea Monkeys o Monos de agua.

Monstruo de Tully

Monstruo de TullyTakahiro Sakono/Universidad de Tokio

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La historia del monstruo de Tully comenzó (al menos para los humanos) en la década de 1950, cuando Francis Tully, un instalador de tuberías y aficionado a la paleontología descubrió a la criatura entre pilas de esquisto de carbón cerca de las orillas de Mazon Creek (Illinois).

De acuerdo con sus declaraciones, el fósil estaba en una roca que se había partido en dos debido a la erosión natural. "Lo supe de inmediato – confesaría tiempo después el propio Tully –. Nunca había visto algo así" y lo llevó al Field Museum de Chicago para que sea analizado por expertos.

Pero estos también mostraron desconcierto al examinar los restos: una criatura de unos 30 centímetros de largo, de cuerpo blando, con una cola como un avión y una trompa como la de un elefante con una garra llena de dientes.

"Ni siquiera pudimos decidir en qué phylum (división animal) ponerlo", escribió el por entonces responsable de los invertebrados del museo, E. S. Richardson. Once años después del hallazgo, en 1966, Richardson decidió que había que presentarlo formalmente a la ciencia, por lo que escribió un artículo dándole a la criatura el nombre que había llevado durante años, esta vez en latín: Tullimonstrum gregarium o Monstruo de Tully.

Pese a ello, la criatura se resistía a ser clasificada. Richard Leary, responsable del área de geología del Museo del Estado de Illinois, describe a la criatura de Tully como "una lombriz de tierra preñada, con aletas y hocico de elefante".

A diferencia de los huesos de dinosaurio y las criaturas de caparazón duro que a menudo se encuentran como fósiles, el monstruo de Tully tenía un cuerpo blando y su conservación fue posible gracias a que la región de Mazon Creek es uno de los pocos lugares en el mundo donde las condiciones eran las adecuadas para capturar en detalle las huellas de estos animales marinos en el lodo submarino, antes de que pudieran descomponerse.

En 2016, un grupo de científicos de EE. UU. propuso, en un artículo publicado en 'Nature', la hipótesis de que el monstruo de Tully era un vertebrado. Si este fuera el caso, entonces podría ser una pieza faltante del rompecabezas sobre cómo evolucionaron los vertebrados. Pero muchos no estaban de acuerdo y la polémica se mantuvo.

Sin embargo, es posible que una nueva investigación realizada por un equipo de la Universidad de Tokio y la Universidad de Nagoya y publicada en 'Paleontology', finalmente haya puesto fin al debate. "Creemos que se ha resuelto el misterio de que sea un invertebrado o un vertebrado – explica el autor principal del estudio, Tomoyuki Mikami, en un comunicado– . Basándonos en múltiples líneas de evidencia, la hipótesis de los vertebrados del monstruo de Tully es insostenible. El punto más importante es que el monstruo de Tully tenía una segmentación en la región de la cabeza que se extendía desde el cuerpo. Esta característica no se conoce en ningún linaje de vertebrados, lo que sugiere una afinidad con los invertebrados".

El equipo estudió más de 150 monstruos de Tully fosilizados y más de 70 fósiles de otros animales variados de Mazon Creek. Con la ayuda de un escáner láser 3D, crearon mapas tridimensionales codificados por colores de los fósiles que mostraban las pequeñas irregularidades que existían en su superficie a través de la variación de color.

La tomografía microcomputarizada de rayos X (que usa rayos X para crear secciones transversales de un objeto para que se pueda crear un modelo 3D), también se usó para observar su probóscide (un órgano alargado ubicado en la cabeza, lo que le daba el aspecto de "elefante"). Estos datos 3D mostraron que las características utilizadas anteriormente para identificar al monstruo de Tully como un vertebrado no eran en realidad consistentes con las de los vertebrados.

Aunque los investigadores confían a partir de este estudio en que el monstruo de Tully no era un vertebrado, el siguiente paso de la investigación seráresponder a qué grupo de organismos pertenece, posiblemente un cordado no vertebrado (un animal parecido a un pez conocido como lanceta) o algún tipo de protostoma (un grupo diverso de animales que contiene, por ejemplo, insectos, gusanos, lombrices de tierra y caracoles) con una morfología radicalmente modificada.

"Hay muchos animales interesantes que nunca se conservaron como fósiles – concluye Mikami – En este sentido, la investigación de los fósiles de Mazon Creek es importante porque proporciona evidencia paleontológica que no se puede obtener de otros sitios. Se necesita más investigación para extraer pistas importantes de los fósiles de Mazon Creek para comprender la historia evolutiva de la vida".

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