VUELOS PARABÓLICOS
Así ha conseguido la astronauta Sara García flotar en el aire sin salir de la Tierra
Es el mismo efecto que sentimos en una montaña rusa cuando parece que flotamos unos instantes en el asiento.

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La astronauta española Sara García, seleccionada por la Agencia Espacial Europea (ESA), ha dado un paso más en su preparación para el espacio al entrenar en condiciones de ingravidez. Para ello, participó en vuelos parabólicos, una de las pocas formas en las que se puede recrear la sensación de gravedad cero aquí en la Tierra. Esta experiencia resulta esencial para que los futuros astronautas se acostumbren a desenvolverse en un entorno donde todo flota.
Pero ¿cómo es posible generar esa ausencia de peso sin salir del planeta? Aunque a veces se dice "gravedad cero", lo que en realidad ocurre es una caída libre controlada. Los aviones especiales que realizan estos vuelos siguen trayectorias parabólicas: ascienden muy rápido, se colocan en una curva en el aire y luego descienden. Durante unos segundos en la parte más alta de la parábola, los pasajeros y la nave caen a la misma velocidad. Al no haber resistencia entre el cuerpo y el avión, se percibe la sensación de ingravidez.
En los vuelos parabólicos, la sensación de ingravidez dura unos 20 a 25 segundos por maniobra. El avión suele repetir la trayectoria parabólica varias veces durante un mismo vuelo (entre 15 y 30 parábolas), lo que permite acumular varios minutos de ingravidez total.

En otras palabras, no es que desaparezca la gravedad, sino que se equilibra con el movimiento del avión. Es el mismo efecto que sentimos en una montaña rusa cuando parece que flotamos unos instantes en el asiento: nuestro cuerpo y el vagón caen a la vez.
Gracias a estos vuelos, los astronautas pueden experimentar en la Tierra lo más parecido a la vida en el espacio. Se trata de un paso fundamental en su preparación antes de afrontar misiones reales, donde esta ingravidez no dura segundos, sino días, semanas o incluso meses.
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