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¿NOS RESIGNAMOS AL ESPIONAJE O PUBLICAMOS TUITS QUE SE AUTODESTRUYEN?

Que nadie te espíe: tuits en los que tú programas la fecha de caducidad

Hemos descubierto que internet era la máquina de copiar más grande del mundo. El planeta se había hecho copiable.

Pidgin

Pidgin, cliente de mensajería instantánea multiplataforma Pidgin

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“Lo que hace la Red es copiar cosas. Cuando envías un mensaje a alguien, por el camino, está siendo copiado. Cualquier cosa que pueda copiarse será copiada en internet y cualquier cosa que toque la Red será copiada. Es lo que quiere. Es lo que hace internet”.

Estas palabras pertenecen a Kevin Kelly. El tecnólogo estadounidense, que explicó esa idea en una conversación con la web de conocimiento Edge.org considera internet como una especie de organismo que evoluciona según su propia dinámica y sus propias tendencias más allá de la voluntad de los que lo construyen y lo utilizan.

Después de descubrir que internet era la mayor máquina de copiar que existe vimos que es también la máquina de espiar más sofisticada del planeta. El mundo quedó atrapado bajo vigilancia masiva. “La Red quiere rastrear todo, igual que desea copiar todo, y va a ser muy, muy difícil evitar el seguimiento de lo que hacemos en este espacio en el que pasamos 24 horas al día, siete días a la semana, porque todas las tecnologías (sensores, cuantificación de datos, digitalización de documentos y piezas audiovisuales, conexión wireless...) intentan rastrear”.

Navegar por internet supuso el comienzo del registro institucionalizado de la actividad de un individuo. Todo lo que hacía se convertía en huella.

Las redes sociales implicaron un paso más. Era el principio del autoespionaje. Una persona introducía voluntariamente sus datos al archivo planetario que nunca olvida. “Nos trackeamos a nosotros mismos. Trackeamos a los demás. Los gobiernos y las empresas nos trackean, y no podemos evitarlo”, indica Kelly a Edge.org. “Lo que sí podemos es crear un tipo de rastreo civilizado y responsable”.

Esa especie de pacto consistiría en vigilar a quien nos vigila, seguir a quien nos sigue, observar qué datos están recogiendo y, en general, que se convierta en un registro de datos 'peer to peer', según Kelly. Un seguimiento simétrico es la única alternativa al registro de datos asimétrico que se produce en la actualidad entre los ciudadanos y las redes de rastreo de gobiernos y empresas.

El fundador del blog Cool Tools cree que internet nunca dejará de registrar todo lo que esté a su alcance pero lo que sí se puede hacer es decir a la NSA: “Sí, de acuerdo, nos vas a espiar. Pero tenemos que saber por qué lo hacéis, cuáles son las normas y si son incorrectas, poder modificarlas. Tiene que haber un modo de recurrirlas. Ese sería el tipo de espionaje que podría resultar productivo”.

En tercer lugar, mientras llega ese mundo simétrico en el que confía Kelly, o mientras descubrimos que esa simetría es imposible, muchos desarrolladores intentan defenderse de un registro de datos cada vez más sofisticado. Frente al rastreo surge una creciente industria de la encriptación de mensajes y navegación en incógnito.

Hay decenas de ellos. Es una legión de herramientas que engloban, entre otros muchos, el navegador Tor, el correo Guerrilla Mail, los servicios de mensajería instantánea Adium o Pidgin, el buscador DuckDuckGo o la plataforma para el envío de archivos Onionshare.

Adium

Pero hay otras formas de reivindicar la levedad en la Red. No siempre es necesaria la discreción y el silencio. A veces basta con aferrarse al presente y que unas palabras no se perpetúen en tu historial. Esto es lo que pretende hacer Xpire. Esta nueva aplicación, creada para iOS, permite publicar mensajes en Twitter y Facebook con fecha de caducidad. El usuario, antes de hacer una actualización en la red social, programa cuándo quiere que desaparezca de su historial.

Xpire

Xpire, además, pretende hacer más fácil la limpieza voluntaria del pasado. El usuario puede buscar mensajes entre todas las publicaciones de su perfil y eliminarlos al momento. Esta opción, sin embargo, solo es posible en Twitter. Facebook no lo permite. En Android otras dos aplicaciones cumplen esta misma función: DLTTR y TweetDelete.

Estas herramientas y estas apps, efectivamente, aligeran el peso del espionaje. Pero sigue habiendo dos métodos infalibles para garantizar la privacidad y para evitar que un tuit te arruine la vida. En el primer caso está la máquina de escribir, y el papel y lápiz. En el segundo, las luces y el sentido común. No escriban nunca un mensaje como este antes de subir a un avión.

Tuit Justine Sacco

Al bajar, ese tuit podría haber sido retuiteado más de 2.000 veces y, al conectar el teléfono, alguien podría llamarle para decirle que está despedido, como le ocurrió a esta responsable de relaciones públicas de una empresa de Nueva York.

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