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UNA HISTORIA DE DAVID CONTRA GOLIAT

Este chico de 17 años 'hackeó' Instagram, ganó 1.000 dólares al día con su app... y tuvo que eliminarla

El joven Caleb Benn logró convertir su aplicación en un negocio que le reportaba 1.000 dólares al día, pero a costa de Instagram, que no lo vio con buenos ojos. Ahora su 'Uploader for Instagram' duerme el sueño de los justos ¿Injusticia o sentido común por parte de la red social?

Aplicación retirada para subir fotos a Instagram

Aplicación retirada para subir fotos a Instagram nextshark.com

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Si eres un verdadero fan de Instagram sabrás de lo que hablamos: la red social fotográfica por excelencia es una maravilla cuando echas fotos con el móvil, pero se vuelve muy tediosa cuando quieres compartir imágenes que se han tomado utilizando una cámara 'de verdad'.

Si alguna vez has deseado (incluso entre maldiciones) que la web del popular servicio permitiera subir estas fotos y aplicarles filtros igual que la aplicación móvil, entenderás perfectamente las motivaciones del joven estadounidense Caleb Benn.

A este chico de 17 años, que se encarga de las redes sociales de la delegación de alumnos de un instituto de Los Angeles, le sucedía exactamente lo mismo. “Tomaba muchas fotos y tenía que enviarlas por correo del ordenador a mi móvil”, explica en una entrevista. Así que decidió tirar de sus conocimientos informáticos para solventar su papeleta y la de tantos otros.

Así fue como decidió desarrollar Uploader for Instagram, la única aplicación que permite (o, mejor dicho, permitía) subir fotos a la red social desde un Mac. Solo tardó en programarla una semana, aunque eran muchos los detalles que aún tenía por pulir. Descargarla costaba 4,99 dólares, una cifra que, aparentemente, muchos usuarios estaban más que dispuestos a pagar.

Tanto es así que la aplicación le reportó enseguida pingües beneficios al muchacho. Unos 1.000 dólares al día, según su propio testimonio. Más que suficiente para costearse los estudios de ingeniería que pronto iniciará en la Universidad de Berkeley.

Todo parecía ir bien, pero los acontecimientos dieron un giro no del todo inesperado y la historia se convirtió en un auténtico David contra Goliat. Un chico de 17 años contra una empresa, Instagram, valorada en 35.000 millones (y subiendo).

La aplicación de la discordia

Caleb se ha visto obligado a eliminar su aplicación tras recibir dos cartas de los abogados de Instagram amenazando con llevarle ante los tribunales. “Fue una decisión difícil, pero no podía arriesgarme a entrar en la lista negra de Facebook e Instagram y a no poder usar nada suyo”, ha argumentado. “O incluso a llegar a juicio”.

No había aún denuncia alguna presentada contra él o contra su empresa, Anobot LLC, pero sí las citadas dos comunicaciones vía email, que ha hecho públicas. La primera, recibida por Benn el 28 de marzo, afirmaba que el joven desarrollador había violado los términos del servicio y le pedía que “arreglara las cosas”, algo que evidentemente no podía hacer sin que la aplicación perdiera todo su sentido. La segunda, más contundente, fue la que motivó la retirada de la App Store.

Pero, ¿qué sucedió? ¿Por qué las tecnológica quería retirar la app de este joven? ¿En qué incumplía las políticas del servicio? ¿Era legal? Se trata de una cuestión polémica. Caleb admite que logró acceder a la API (interfaz de programación de aplicaciones) 'hackeando' Instagram, “pero no para causar daño alguno ni nada de eso”.

Sin embargo, los documentos legales de la red social advierten contra estas incursiones no autorizadas, que pueden perjudicar al propietario del servicio. Dicho de otra forma: si Instagram no ofrece un sistema para compartir fotos desde el ordenador, por algo será. Y algo tendrá que hacer para impedir que otros lo hagan.

Probablemente los responsables del servicio piensan que permitir que las imágenes se suban de este modo arruinaría la experiencia de usuario. Tal vez no les falte razón: para subir GIFs y 'memes' desde el sillón de casa ya tenemos Imgur. Instagram, probablemente, es otra cosa.

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