TecnoXplora » Apps

PORTAZO A LOS COTILLAS

Cómo impedir que amigos y familiares lean tu WhatsApp si te cogen el móvil

A vueltas con la privacidad, cada vez nos fiamos menos hasta de nuestros más allegados. Así que, como más vale prevenir que curar, te enseñamos a cerrar aplicaciones con contraseña para poner a buen recaudo tus conversaciones de WhatsApp, evitar que terceros husmeen en tus asuntos y ahorrarte, de paso, algún que otro disgusto.

Que no te espíen el WhatsApp

Que no te espíen el WhatsApp TecnoXplora

Publicidad

La mayoría de casas tienen ya tantos teléfonos móviles como miembros de la familia. Algunos terminales son más modernos y otros más antiguos, en función de las necesidades de cada uno. Ahora ya no se estila aquello de “papá, déjame el móvil, que voy a escribir a mis colegas un SMS para decirles que llego tarde”, ni tampoco el “hijo, déjame un momento tu cacharro que voy a consultar una cosa en internet”. Esto ya es cosa del pasado. Casi siempre.

Aunque ahora cada uno disponga de su propio smartphone, aún no nos hemos acostumbrado a que la batería se agote en cuestión de horas. Se nos olvida recargarla a menudo. Por eso aún es bastante habitual que se den escenas como las anteriores, sustituyendo, claro está, SMS por mensaje de WhatsApp, Line, WeChat o Facebook Messenger. Vamos, que ahora hemos de andarnos con ojo por si a nuestros progenitores -o, incluso, a nuestras parejas- les da por recurrir a nuestro móvil cuando el suyo esté en las últimas. Y a saber lo que pueden encontrarse ahí...

Por eso debemos tener cuidado con lo que dejamos ver a nuestros seres queridos si en un momento dado cogen prestado nuestro teléfono. Para poner a buen recaudo la parcela más íntima de nuestras vidas, hay una serie de herramientas que protegen nuestra privacidad, sobre todo en redes sociales y, por supuesto, en WhatsApp.

Una opción para bloquear el acceso a nuestras conversaciones son las apps que colocan un 'segurata' en la entrada. Hablamos de herramientas para Android como Proteger Mensajero y Chat, que a pesar de su nombre un tanto chusco resulta de lo más útil. Con ella –u otras tantas que cumplen la misma función- podemos establecer una contraseña para acceder a WhatsApp. Así nadie podrá saber con quién hemos hablado y qué hemos dicho salvo que conozca la clave.

Eso sí, quien algo quiere algo le cuesta. A cambio de establecer este código numérico de acceso, tendremos que acostumbrarnos a ver publicidad brotando de debajo de las piedras cuando accedamos a cualquiera de las aplicaciones protegidas. Porque, más allá de WhatsApp, podemos hacer lo mismo con Facebook, Line, WeChat, Twitter...

Con el mismo cometido, pero sin la pega de tener que soportar cantidades ingentes de publicidad, nos podemos descargar Cerradura (AppLock), también para Android. Esta aplicación, además de tener una interfaz más sencilla y vistosa que su competidora, es más fácil de configurar. Tú eliges.

Una imagen vale más que mil palabras

La inmensa mayoría formamos parte de algún que otro grupo de WhatsApp en el que los colegas comparten fotos y vídeos no muy presentables de cara a nuestros padres o nuestra pareja. Y, claro, si tienen acceso a nuestro móvil también lo tienen a la galería multimedia donde habitan estos sonrojantes contenidos.

width=

Para ahorrarnos malos tragos, podemos recurrir a aplicaciones para Android como ES File Explorer, Total Commander o Astro. En iOS tenemos, por ejemplo, Lock My Folder, tanto en su versión gratuita como en la de pago. Si configuramos WhatsApp con estas herramientas, podremos ocultar las imágenes que nos manden y que, por defecto, se descarguen en nuestro terminal y pasen a formar parte de la galería. Si utilizamos, por ejemplo, ES File Explorer, podremos ocultar archivos dentro de una carpeta falsa y volver a hacerlos visibles cuando nosotros, y solo nosotros, los queramos revisar.

Gracias a este tipo de herramientas, sufrido amigo, podrás evitar que el cotilla o la cotilla de turno, que todo quiere saberlo, acceda a tus conversaciones y a tus imágenes más privadas o comprometidas. Ya lo hemos dicho: más vale prevenir que curar.

Publicidad