Netflix ha presentado sus resultados económicos trimestrales después de que el periodo anterior registrase, por primera vez en diez años, una pérdida de suscriptores. El descenso en el primer trimestre del año había sido de 200.000, pero lo malo era que la previsión auguraba 2 millones menos para el siguiente trimestre. Sin embargo, el dato finalmente ha mejorado las previsiones y se ha quedado en un millón, una cifra nada desdeñable pero que ha insuflado optimismo en los inversores.

A pesar de que desde el primer momento la plataforma anunció que pondría en marcha nuevas medidas para paliar la crisis en la que está inmersa, en estos tres meses el valor de las acciones se ha desplomado y la compañía ha iniciado una contención del gasto que ha pasado por el despido de 300 personas.

El hecho de que las pérdidas no hallan sido tan altas como se esperaba ha tenido una lectura muy positiva y el optimismo ha invadido a los inversores. Tras el anuncio, las acciones subieron más de un 10% en las operaciones electrónicas posteriores al cierre de los parqués neoyorquinos. Además, desde la compañía esperan recuperar ese millón de usuarios en los próximos meses, lo que en su situación ahora mismo se lee como una victoria, a pesar de que son datos que están muy lejos de las ganancias de hace un año.

La tarifa con publicidad llegará en 2023

De momento, la compañía no ha anunciado nuevas medidas más allá de las planteadas al inicio de esta crisis el trimestre pasado. Y la que parece más avanzada es la de la inclusión de una tarifa más económica a cambio de publicidad. De hecho, un día antes del anuncio de los resultados, Netflix publicó que contaría con Microsoft como socio tecnológico para llevar a cabo la introducción de anuncios. Este cambio está previsto para 2023. Sin embargo, no todos los contenidos se verán afectados por los anuncio aunque sí la mayoría, sobre todo los que sean originales de la plataforma. Para el resto, los que son adquiridos con licencia tendrán que entrar en negociación, que ya está en marcha, con las productoras y los estudios que poseen los derechos.

En lo que no hay novedades es en la monetización de las cuentas compartidas, que es otra medida que generó polémica entre los usuarios cuando se anunció. Netflix ya dijo que los primeros cambios podrían llegar antes de que termine 2022 y, de hecho, este año ya comenzó unas pruebas en varios países de Latinoamérica que siguen adelante.

La tercera pata para paliar la crisis está en el control del gasto, un gran cambio para el gigante del streaming tal y como reconocía el codirector general Ted Sarandos: "Hemos gastado como hemos gastado para llegar donde estamos hoy". Y ese "como hemos gastado" se cifra en 20.000 millones de dólares. En 2021, el dato se ha reducido hasta los 17.000 millones y se mantendrá así hasta 2023, según ha reconocido el director financiero Spencer Neumann: "Esperamos gastar unos 17.000 millones de dólares este año, y estamos en el camino correcto".

Seguramente, es el tema más controvertido porque para tener contenidos hay que invertir y mientras toda ha ido bien es algo en lo que no se ha reparado, pero cuando han llegado las vacas flacas ha tocado buscar el equilibrio: "Nos hemos vuelto más inteligentes en cuanto a la forma de dirigir nuestro gasto para lograr un mayor impacto", ha añadido Neumann.

En su carta a los inversores, la empresa ve los cambios como una prueba de su capacidad para adaptarse y mejorar y ha mostrado optimismo de cara al futuro: "Hemos construido esta compañía para ser flexibles y adaptables y esto será una gran prueba para nosotros y nuestra cultura de alto rendimiento. Tenemos la suerte de estar en una posición de fuerza como líder del entretenimiento en streaming en todas las métricas (ingresos, compromiso, suscriptores, beneficios y flujo de caja libre). Estamos seguros y somos optimistas sobre el futuro".