Daenerys Targaryen no se adapta a la vida junto a los Dothraki. Su marido, Khal, no la hace feliz y cuando están a solas prácticamente la viola. Su hermano, por el contrario, está feliz de ver que por la venta de su hermana ha ganado un ejército. Pero Daenerys, ahora llamada Khaleesi, aprende deprisa y logra que Khal Drogo se tranquilice en el lecho marital. Casi como testigos que observan, los tres huevos de dragones, por los que la ingenua Khaleesi se empieza a interesar.

En Invernalia todos están pendientes del pequeño Bran, postrado en una cama desde que se cayó tras descubrir a los hermanos Lannister en pleno acto sexual. A los pies de la cama del pequeño está su madre Cat Stark, que a punto está de perder su vida para protegerlo cuando un desconocido intenta matarlo con una daga. Es ahí cuando Lady Stark empieza a sospechar de los Lannister.

Este episodio muestra con acierto la complicada relación de los hermanos Lannister, sobre todo la posición familiar que tiene Tyrion, el enano de la familia, y también el más despreciado. Desde el principio es obvio que Tyrion no es como sus hermanos mayores y que está acostumbrado a sobrevivir desde el desprecio. Y eso es, precisamente, lo que le ha hecho mejor persona que el resto de sus familiares.

Jon Nieve, el hijo bastardo de Ned Stark, está preparado para luchar al otro lado del Muro. Antes de partir, quiere despedirse de su hermano Bran, al que no sabe si volverá a ver. Lady Stark le pide, con los ojos llenos de ira, que se marche. Jon no es su hijo y se lo deja claro con una simple mirada. Ned se despide de Jon Nieve como un padre orgulloso de su hijo y le promete que cuando se vuelvan a ver le contará quién es su madre.

Tras despedir a su hijo, Ned Stark y sus hijas, prosiguen su viaje hacia el Trono del Hierro junto con el Rey Robert y su familia. Sansa Stark siente atracción desde el principio por el pequeño príncipe Joffrey, que no tardará en mostrar su faceta más maligna. Por una pelea entre Arya Stark y Joffrey, Ned se ve obligado a matar uno de los huargos. Es en ese instante cuando el pequeño Brann despierta. Una fabulosa secuencia para terminar el episodio.

La mejor escena: Cat Stark defendiendo a su hijo ante el encapuchado que viene a matarlo. No le importa morir, sólo quiere salvarlo. Tras varios segundos de tensión el lobo acaba con el asesino y se sienta plácidamente junto al lecho de Bran.

La frase: Ned Stark al despedirse de su hijo Jon Nieve: "Puede que no tengas mi nombre, pero tienes mi sangre".