El FBI busca a Mikhail Stefanovich Koslov, uno de los jefes de la banda de Sasha Sokolov, que está detrás del asesinato de Joseph Kline y del envenenamiento de Noah.

Una búsqueda a la que ayuda Cameron Black yendo con su equipo formado por Jordan, Dina y Gunter a la discoteca de la que es copropietario el gánster. A pesar de las advertencias de un camarero de que el lugar es para socios y que es mejor "que no le vea", El Ilusionista continúa con su cometido.

Allí se encuentra cara a cara con Mikhail y sus hombres. Tras justificar su presencia en el garaje asegurando que se había despistado al hacer una llamada y no convencer a los rusos, Cameron intenta hacer tiempo con un truco de magia mientras llegan los agentes Kay Daniels y Mike Álvarez con su orden de arresto.

Cogiendo prestado el móvil de Mikhail, el mago hace un número que cabrea y asombra a partes iguales al gánster después de partir en dos el dispositivo. Tras preparar su pistola para pegarle un tiro, Cam pasa su mano por delante mostrando el teléfono como nuevo.

Pero la magia no termina allí, Cameron Black tira de un clásico para desaparecer hasta que los agentes del FBI consiguen llegar sin conseguir detener a Mikhail. El narco se escapa entre disparos y aunque Kay Daniels tiene ganas de pegar un tiro a Cam, el ilusionista guarda un as en la manga: tiene su móvil.