El FBI busca a un asesino profesional que ha matado de dos tiros en la espalda a una vidente de barrio. Un caso para el que la agente Kay Daniels requiere la ayuda de Cameron Black porque la víctima tiene relación con la magia, algo que niega el ilusionista "porque hay siglos de rivalidad entre espiritistas y magos".

Según el agente Mike Álvarez, la mujer asesinada era una actriz que se había pasado a la evidencia y según las críticas de Internet era bastante buena. Sin embargo, para Black la víctima "se ganaba la vida mintiendo" y cree que lo que ella hacía, cualquiera puede hacerlo. "Buscas el tema con tiempo y luego les sorprendes con algo que hayas rascado de Facebook", comenta antes de detallar cómo presuntamente estafaba a sus clientes.

"Habla por teléfono con un amigo y mientras el adivino les vigila con una cámara escondida en algún lugar de la habitación", añade. Tras su alegato, la agente Kay Daniels encuentra un pinganillo que demuestra que efectivamente la víctima "tenía un socio que le ayudaba".

"Como decía, esto es un engaño", comenta Cameron antes de que le interrumpa Kay. "¿No te comunicabas tú con Dina en tus espectáculos?", le corta. Según el ilusionista no es lo mismo porque ellos son magos. "Somos mentirosos honestos", se defiende.

Tras echar un vistazo por el local, El Ilusionista descarta la presencia de cámaras. "Utilizaban espejos y una habitación oculta", comenta. "La buena noticia es que hay un testigo, la mala es que se ha ido", añade.

Par que el FBI entienda cómo llevaban a cabo el 'engaño', Cameron explica el 'modus operandi', mostrando la palanca que ajusta los espejos para apuntar directamente a la pared falsa y observar a través de una mirilla los movimientos de los clientes.

Según Black, "era buena porque no hay ordenadores". Por lo tanto no consultaba Facebook ni archivos públicos. "Solo se fijaba en las reacciones, el lenguaje corporal, tics...", señala. La agente Kay da con la identidad de la mujer, se llama Vivian.