El Hormiguero ha cerrado la temporada y lo ha hecho con un invitado de excepción, Santiago Segura, que confesó cuál fue su trabajo más extraño y surrealista antes de convertirse en actor y director de éxito.

"Trabajaba en la Seat de cliente sorpresa", le explicaba a Pablo Motos, un trabajo al que no sabe cómo llamar si de "rata o chivato": "Me mandaban a los concesionarios para intentar comprar el nuevo modelo de un coche".

Al salir, tenía que rellenar un cuestionario y si se "lo habían vendido bien le daba 5.000 pesetas al vendedor y si no le trataba bien "le reportaba a la compañía". "Un mal rollo", asegura, ya que incluso si se los daba, el "tío sentía que había perdido media hora intentando un coche a este anormal". "Duré muy poco", confesaba a Pablo Motos.