La lágrima puede describirse como una "mucina hidratada", señala Boticaria García, que explica que la primera función que tienen es ser "la primera fuente de oxígeno de la córnea", pero también funcionan como antiséptico del globo ocular, así como de lente ocular.

Sin embargo, no todas son iguales, y las clasifica en tres tipos. La experta expone que las lágrimas basales son las que lubrican los ojos y le aportan oxígeno y cuenta que cuando nos ponemos colirio, estamos reforzando estas en concreto. "Cuando acaban su función se reabsorben y muy rara vez caerán por la mejilla", comenta.

Las lágrimas reflejas son las que se forman para liberar al ojo de sustancias que lo puedan irritar, como el humo, los óxidos de la cebolla o los cuerpos extraños. Por último, las lágrimas emocionales, provocadas por sentimientos fuertes, como la alegría o la tristeza.