Cada vez es mayor el número de personas que deciden eliminarse un tatuaje, tras arrepentirse habérselo hecho. Israel Gambín, propietario de un centro dedicado a esta tarea, señala que entre las causas más frecuentes está la renovación, para tatuarse algo diferente, o la de borrar una referencia a alguien: "El típico nombre o tatuaje a medias con tu pareja".

Gambín explica que para eliminar un tatuaje son necesarias una media de entre seis y 12 sesiones y supondría un coste desde los 400 a los 4.000 euros, en caso de tratarse de una espalda o un brazo entero tatuados. Además, cuenta que es un procedimiento que causa bastante dolor, aunque aclara que "nadie sale corriendo y se va", pues comenta que es un "dolor concentrado en unos segundos".

Quique Peinado apunta que quitarse un tatuaje es un proceso largo y le pregunta si "hace un poco de psicólogo" mientras el cliente le cuenta la historia del diseño en cuestión. "Se crea un vínculo. Muchos de mis clientes son amigos, porque son dos años tratando con ellos".