La espectacular Catedral de Santa María del Fiore de Florencia (Italia) es escenario cada Semana Santa de una tradición que se remonta al tiempo de las Cruzadas y que rivaliza en belleza con la impresionante arquitectura de esta basílica. Cada domingo de Resurrección al mediodía, una paloma de metal sobrevuela envuelta en llamas el trayecto que separa esta obra maestra del Renacimiento con la no menos admirada Plaza de la Catedral.

La paloma o 'colombina' llega con agilidad y gracia deslizándose por un cable hasta el carro que la espera a las puertas, otra de las tradiciones que atesora Florencia en esta fecha. Pero aún queda lo más espectacular: su regreso. Según asegura la creencia popular, si la colombina vuelve a la Catedral con la llama encendida, Florencia vivirá un año de prosperidad.

Durante la mañana del domingo, unos bueyes han sido los encargados de empujar el carro, que data del siglo XVIII, desde Porta al Prato. Cuando la colombina llega, enciende los fuegos artificiales que se encuentran dentro, haciéndolos explotar y dando lugar al espectáculo pirotécnico.

Así tiene lugar 'La Explosión del Carro', una costumbre que, se cuenta, procede del año 1099, cuando el capitán Pazzino dei Pazzi, alzó la bandera cristiana en Jerusalén y conquistó el Santo Sepulcro. La leyenda asegura que fue premiado con tres piedras del Santo Sepulcro, que llevó a Florencia en su regreso y con las que hizo fuego santo. El fuego fue distribuido por toda la ciudad con un carro. En la actualidad, el carro, afirman, contiene en su interior estas tres piedras.