Ginger, un carlino de tan solo cuatro años se ha hecho viral por los curiosos sonidos que emite. Su dueña lo adoptó buscando compañía, pero solo le da dolores de cabeza, y es que en vez de ladrar el pequeño animal parece que grita, una característica que le ha hecho famoso.

La dueña llama a su extraño ladrido "llanto de hada". El equipo de Zapeando coincide en que no es muy agradable escuchar sus terroríficos gritos. "Después de eso solo te falta adoptar a la tuna", dice Dani Mateo, que sugiere a la dueña que cambie al perro por una mascota silenciosa que solo coma duerma y esté en su cuarto, "una tortuga o un adolescente".

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Después de siete días acudiendo a la puerta del hospital donde se encontraba ingresado su dueño, este perrito por fin ha podido reencontrarse con él. Puedes ver el emotivo momento en este vídeo de Zapeando.