Un matrimonio puede acabar en divorcio, pero suele ocurrir cuando una de las partes o ambas así lo quieren. Sin embargo, este no es el caso de una pareja británica, que se divorcia sin pretenderlo.

Todo se debe a un error de un bufete de abogados, que se equivoca de cliente y presenta la demanda para otra pareja. Cuando se dan cuenta del fallo, solicitan la anulación del divorcio, pero el juez expresa su negativa.

"¿Si se vuelven a casar les dan 15 días de vacaciones otra vez?", plantea QuiquePeinado, ante lo que Cristina Pedroche señala que es "una idea maravillosa".